Por: Viridiana Regino*
Participar en las decisiones que se refieren a los asuntos que a todas y todos nos competen, ha sido una demanda constante de las mujeres. Con distintos ritmos, con diferentes historias nacionales y con el concurso de los organismos internacionales, mujeres de diferentes países del mundo fueron alcanzando sus derechos ciudadanos y avanzando de manera sólida, en su ejercicio cotidiano. [1]
La sociedad industrial y el liberalismo no aportaron cambios significativos a la situación política, legal y económica de las mujeres. Éstas siguieron estando discriminadas respecto a los varones. Tan solo abrió el camino hacia el trabajo femenino en las fábricas y las minas, pero en condiciones de una extrema explotación y discriminadas salarialmente frente a sus compañeros de trabajo.
Fueron estas circunstancias las que propiciaron a partir de la segunda mitad del siglo XIX el nacimiento del movimiento sufragista, que reivindicaba el derecho al voto de las mujeres como paso previo al feminismo, es decir, a conseguir la plena igualdad de derechos respecto a los hombres. El movimiento sufragista no se constituyó en grandes masas y arraigó con más fuerza en las mujeres urbanas de clase media que poseían un cierto grado de educación. Las obreras antepusieron sus reivindicaciones de clase a sus propios intereses como mujeres. Las campesinas por su baja formación, su dedicación íntegra al trabajo, la carencia de tiempo libre y su aislamiento, fueron las últimas y más reacias a incorporarse a los movimientos emancipadores.
Por lo demás, las principales abanderadas del sufragismo y posteriormente del feminismo fueron británicas y estadounidenses, seguidas de escandinavas y holandesas.
Conocidas figuras del movimiento por la emancipación femenina fue la británica Emmeline Pankhurst (1858-1928), fundadora de la Unión Social y Política de Mujeres (WSPU) e inspiradora de diversos tipos de protesta. Otra conocida activista fue Emily Davison, que murió en 1913 en una de sus acciones de protesta al arrojarse a los pies de un caballo de la cuadra real en el transcurso de una carrera celebrada en Derby.
En España destacó Concepción Arenal (1829-1893), que asistió a la Universidad Complutense disfrazada de hombre para salvar la prohibición que impedía la enseñanza universitaria a la mujer. En Alemania sobresalió Rosa Luxemburgo (1870-1919) brillante intelectual y militante del comunismo alemán, muerta durante la sublevación espartaquista de 1918.
El punto de inflexión decisivo en la concienciación social de la mujer se alcanzó en la Primera Gran Guerra. Durante este conflicto la mujer suplió al hombre en sus habituales tareas mientras éste luchaba en el frente, poniendo de relieve que si era competente para realizar trabajos propios del varón también lo era para gozar de sus derechos.
En 1920 fue autorizado el voto a todas las mujeres británicas que habían cumplido 20 años, en tanto que en España tal permiso se retrasó hasta el año 1931 a raíz de la proclamación de la Segunda República. [6]
Históricamente, las mujeres mexicanas hemos sido marginadas en la escena política. La situación no ha cambiado mucho durante la revolución o cuando el sistema político fue establecido. Las mujeres no fuimos invitadas a participar al Congreso institucional de 1917.
Cabe hacer mención que integrantes del Movimiento Sufragista Femenino enviaron en enero de 1917 un escrito al Constituyente donde pedían igualdad de derechos políticos para la mujer; el dictamen de la comisión fue en contra. Y, el año siguiente en 1918, la conciencia jurídica de la mujer mexicana fue sacudida con la Ley de Elecciones Federales donde se determinó como electores a los mexicanos varones de manera expresa.
Con la ausencia del voto femenino durante la primera mitad del siglo 20, el proceso de creación de políticas públicas estuvo claramente controlado por los hombres. Aunque las mujeres no participaban formalmente en las instituciones gubernamentales de ningún nivel, algunas mujeres estuvieron activas en el foro político del país.[1]
En la lucha de las mujeres mexicanas ubicamos tres momentos:
- El primero, a finales del siglo XIX en la organización y participación de las mujeres en los foros feministas, demandando derechos ciudadanos, entre ellos el voto femenino, para ser exactos el año de 1953.
- El segundo momento, en las luchas del movimiento feminista de los años setentas. Partiendo del reconocimiento del avance teórico que significó la construcción del concepto de género como categoría de análisis, que explica los mecanismos de la opresión y abre la posibilidad de superarlos; y en la práctica, combatiendo en forma concreta, real, auténtica, viva, por lograr la democracia, entendida como la igualdad de los géneros, conservando la diferencia sexual. Entendiendo igualdad como la superación de la dominación de un género sobre otro, eliminando la capacidad de un género de censurar y prohibir, rechazar, delimitar y levantar barreras.
Es un momento en que se alcanza una nueva etapa en la reflexión y en la acción feminista; en donde las mujeres nos asumimos como un sujeto social que se construye como su propio objeto de estudio: el género, y que reconstruye su identidad y su práctica.
- El tercer momento, se ubica en los años noventa en los avances y logros, en la participación de las mujeres en nuevas causas y movimientos como por ejemplo el que está en contra de la violencia hacia las mujeres, las trabajadoras de la costura, el desarrollo humano sostenible, entre otros.
Además existe un crecimiento en el movimiento de las mujeres, no sólo en cantidad, sino en capacidad, por mencionar: la creación de redes, alianzas, pactos por medio del diálogo. Todo esto genera una nueva forma de vivir (para algunas), se reconoce la pluralidad, la tolerancia y el respeto en sus relaciones. Con esto se logra integrar una sola Agenda Nacional de Mujeres. [2]
En México, durante la segunda mitad de los años treinta (1935-1936), la lucha de las mujeres del Partido Oficial, militantes o cercanas al Partido Comunista encaminaron sus demandas de clase y reivindicaciones de género. El movimiento de mujeres logró un espectacular crecimiento, llegándose a estimar que en el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDN) se agrupaban más 50 mil mujeres.
Este Frente logró tener una estructura orgánica, lo que le valió para poder vincularse con el movimiento de masas de la época y así poder elevar sus demandas, además de que lograron crear el Consejo Nacional del Sufragio Femenino y la realización del Primer Congreso Nacional de Mujeres en enero y marzo del 36. A partir de 1937, el movimiento tiende a centrar sus actividades en torno a la demanda del sufragio femenino.
En los años subsiguientes, el movimiento de mujeres, profundizó en ciertas áreas del trabajo popular como la creación del Departamento Autónomo de la Mujer en la Confederación Campesina Mexicana (CCM); luchó por el cumplimiento de la Ley Federal del Trabajo y la sindicalización de las obreras y empleadas del gobierno, así como por la instalación de salas de asistencia infantil anexas a los mercados. [2]
Desde 1945 Amalia Castillo Ledón comenzó a perfilarse como la líder del movimiento sufragista mexicano no sólo al interior del país sino también en el exterior, a través de su participación en la Comisión Interamericana de Mujeres, organismo que sirvió como instrumento para incrementar la presión para otorgarles a las mujeres americanas el derecho al voto.
Los grupos femeniles en la época de Alemán mantuvieron dos posturas en relación con el otorgamiento del derecho al sufragio: aquellas mujeres que estaban agradecidas y satisfechas por la medida tomada por el presidente —cuando modificó el artículo 115 para que pudieran participar en la vida política de los municipios— y las que no se conformaban y seguían solicitando el voto a nivel federal.
En los años cincuenta el grupo encabezado por Amalia Castillo Ledón decidió unirse al PRI, y con un acuerdo con la cúpula política de este partido, se otorgó a las mujeres de México el derecho al voto. Fue una decisión que ya no se podía retrasar y se presentó cuando al gobierno le interesó llevarla a cabo, no respondió a una presión de las bases aunque sería injusto afirmar que no hubo ningún movimiento en este sentido y que las movilizaciones previas a los años cincuenta, no constituyeron un antecedente importante para que las mexicanas alcanzaran este derecho. [3]
Esas primeras mujeres activistas, como las sufragistas, fueron de clase media. Ellas se organizaron y lucharon de muchas maneras: uno de los primeros ejemplos fue el Primer Congreso Feminista de Yucatán, en 1916. Además, Las Ligas de Orientación Femenina fueron creadas para luchar a favor de la equidad de salario y en el seno de los sindicatos, y se ocuparon de otras preocupaciones también. En 1935, el Frente Único Pro Derechos de la Mujer fue creado por mujeres representantes de todas las clases sociales. La preocupación principal de este grupo fue el derecho de voto.
Es hasta 1947, durante la administración del Presidente Miguel Alemán Valdés, que las mujeres obtuvimos el derecho de voto y de presentarnos como candidatas en las elecciones municipales. Sin embargo, el primer paso hacia la equidad política para las mujeres fue tomado en 1953, en la época del Presidente Adolfo Ruiz Cortines, cuando ganamos el derecho de votar y de ser candidatas en las elecciones nacionales, obtuvimos el sufragio universal.
Una nueva onda de feminismo se desarrolló en la escena política de México a principio de 1970. Este movimiento feminista empezó con la creación de Mujeres en Acción Solidaria. También, en el Movimiento de Liberación de la Mujer fue creado en 1974. Poco a poco, nuevos grupos fueron creados. Para unificar esfuerzos, seis grupos se juntaron en 1976 para formar la Coalición de Mujeres Feministas. La agenda política de la coalición estaba enfocada hacia el derecho al aborto legal y gratuito, la lucha contra la violación y contra la violencia hacia la mujer.
En 1979, el Frente Nacional de Lucha por la Liberación y los Derechos de las Mujeres fue creado. En 1982, un nuevo esfuerzo ha creado la Red Nacional de Mujeres.
La década de los ochentas se caracterizó por la consolidación de múltiples grupos de mujeres especialmente de mujeres más pobres. Por ejemplo en 1988 la Coordinadora de Mujeres “Benita Galeana” fue creada por 17 grupos.
Posterior a la celebración de la Conferencia del Año Internacional de la Mujer en 1975, fue que quedó asentado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el reconocimiento a nuestra igualdad jurídica. [1]
Bibliografía [las notas a pie de página coinciden como se presentan las referencias a continuación] :
Alvarez, G. (s.f.). Historia del Movimiento de Mujeres en México. Obtenido de Historia de la ciudadanía de las mujeres en México: http://www.griseldaalvarez.org/pdf/femenino.pdf
INMUJERES, D. D. (s.f.). 49 Aniversario del sufragio femenino en México. Obtenido de La Jornada: http://www.jornada.unam.mx/2002/11/04/articulos/51_sufragio49.htm
Pablos, E. T. (s.f.). Los movimientos de las mujeres en pro del sufragio en México, 1917-1953. Obtenido de http://cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/8788/1/sotav4-Pag–131-150.pdf
Peña Molina, B. O. (2000). Mujeres y poder político en Baja California Sur: testimonios y cifras. México: Colegio de Bachilleres del Estado de Baja California Sur.
PNUD. (2013). Mujeres participación política en México 2012. Obtenido de ONU MUJERES: http://genero.ife.org.mx/docs/docs_mat-PNUD-1_10jul2012.pdf
Sociales, R. d. (s.f.). Cambios sociales en el siglo XIX. El movimiento obrero. Obtenido de Revista digital de Historia y Ciencias Sociales: http://www.claseshistoria.com/
*Viridiana Regino es politóloga, feminista y activista ambiental. Poblana.
@viriregino
**La imagen que acompaña este texto, «Mitín de sufragistas pidiendo el voto electoral de la mujer» (Cd. de México, 1921; Casasola), es parte del acervo histórico de la Mediateca INAH.
Aviso: El texto anterior es parte da las aportaciones de la Comunidad feminista. La idea es dar libre voz a lxs lectorxs en este espacio. Por lo anterior, el equipo de Feminopraxis no edita los textos recibidos y no se hace responsable del contenido-estilo-forma de los mismos. Si tú también quieres colaborar con tus letras, haz clic aquí para obtener más detalles sobre los requisitos.
El recorrido de la historia está plagado de sucesos crueles y abusivos, no es machismo, es envidia, el talento siempre ha padecido éste tipo de flagelo, todo pensamiento claro y conciso se llena de enemigos gratis, es un pecado capital poseer talento y ser correcto en el razonamiento el cual debe estar acompañado del derecho natural que le asiste al individuo, es por ello que seguimos en contacto en la era de la prehistoria.
Me gustaMe gusta