Por: Alba Castilla*
Se oye un número significativo de voces que pretende deslegitimar las vivencias de las personas trans* en general debido a que el género es un constructo social, y de ahí me surge una pregunta.
¿Por qué nosotras, las travestis, somos tratadas de putas y de maricones? Si el género es algo vacuo que sólo sirve como herramienta de opresión hacia las personas nacidas con vagina, ¿cómo es que que yo decida llevar un vestido me convierta inmediatamente en esas dos cosas a los ojos de la sociedad?
Si el género no oprime a las personas nacidas con pene, ¿por qué muchas compañeras mujeres se ven abocadas a largos tratamientos hormonales, a costosas cirugías, sólo para que se reconozca su posición de mujer?
¿Por qué necesitamos muchas mujeres pasar por este periplo infinito de burocracias, negaciones, agresiones, discriminación (llamémosla transfobia o simplemente machismo) para que se reconozca que nosotras también sufrimos esas violencias?
¿Hemos acaso de recordar uno de los pilares fundacionales del feminismo, que no se nace, si no se hace, mujer? A mí, y a muchas otras personas asignadas como varones se nos ha hecho mujeres, no de la misma manera que a las personas que han nacido con vagina, a las que tristemente aún se les asigna esta posición social invariablemente; pero también nosotras somos mujeres.
Es más, todes hemos sido en algún momento mujer, a todes se nos ha ninguneado, todes hemos estado o estamos despojadas de poder en algunos momentos y relaciones durante nuestras vidas. bell hooks escribía que el feminismo es para todo el mundo, y no podría estar más de acuerdo, el feminismo es para todes porque todes somos o hemos sido mujeres.
Yo he sido mujer durante mi infancia, durante mis años formativos, durante mi adultez, yo soy más mujer ahora que he decidido reivindicarme como algo parecido a una y me atrevería a decir que soy más mujer que una mujer cis, ya que ser mujer cis es un privilegio; ni de lejos parecido al que conlleva ser un hombre cis, pero privilegio al fin y al cabo.
¿De qué iba esto? Ah, sí, de putas y maricones, de como cualquier desviación de la masculinidad hegemónica por parte de personas leídas o construidas como hombres, nos relega a limpiafondos, a las clases sociales peores (injustamente) vistas en esta sociedad.
Las mujeres trans cargamos en nuestros hombros todo el peso del patriarcado precisamente por eso, porque renunciamos a ser hombres y no se entiende que alguien quiera despojarse de semejante posición de privilegio. Las mujeres trans travestis lo hacemos de forma doble porque no ocultamos que fuimos asignadas como varones al nacer.
Yo, particularmente, soy una olla a presión, y soy una olla a presión porque tengo la rabia, el dolor, la fuerza y el enfado de una mujer. Pero también tengo la socialización de un hombre, su posición social, su privilegio, su corporalidad y sus conductas interiorizadas, y esto, compañeras, es una combinación muy mala. Entiendo que seamos pocas las que seamos capaces de realizar este camino, por eso es indispensable una educación real en igualdad y una vasta ampliación de los referentes existentes.
Y dejemos a les niñes en paz coño.

*Me llamo Alba y soy transitante del género, aficionada a llevar vestidos y transfeminista en ciernes, aficionada a pensar y a escribir es la primera vez que doy el paso de compartir algo mío. Ilusionada con un mundo sin géneros ni disputas.
**Los derechos de la Ilustración son de ASSA ARIYOSHI.
Aviso: El texto anterior es parte de las aportaciones de la Comunidad. La idea es dar libre voz a lxs lectorxs en este espacio. Por lo anterior, el equipo de Feminopraxis no edita los textos recibidos y no se hace responsable del contenido-estilo-forma de los mismos. Si tú también quieres colaborar con tus letras, haz clic aquí para obtener más detalles sobre los requisitos.