Tendida en la madera,
del suelo podrido y frío,
con las ilusiones muertas,
y el coraje entre los dientes,
la rabia se despierta,
ante el hombre presente
y el padre ausente.
Se levanta como puede,
arrastra su aliento,
yace su quimera,
de niña emergente,
es su culpa el referente,
ante el hombre presente
y el padre ausente.
Cada noche se repite,
ya perdió la cuenta,
gritos silentes tras la puerta,
una silla, testigo inerte,
callada y presente,
madre ausente concierta,
ante el hombre presente
y el padre ausente.
¿Dónde está mi padre?
¿Dónde están los padres?
Las niñas siguen tras las puertas,
otras sillas son vigías,
una oscura vía evidente,
los hombres siempre presentes,
pero los padres siguen ausentes.
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