Por: Jael de la Luz*
En los movimientos feministas contemporáneos y colectivos lgtbtq+ hay una reivindicación de la figura de la bruja, de la hechicera o de la shaman (de acuerdo a la cultura y ubicación geográfica) como símbolo poder, disidencia y creatividad femenina asociada históricamente, desde la visión judeocristiana, con lo oscuro, negativo, malévolo y pecaminoso. Visibilizar narrativas alternativas no binarias sobre brujas, brujería, diosas, paganismo y rituales, por ejemplo, es una tarea que artistas, escritoras, activistas, teólogas feministas, filósofas, folcloristas, historiadoras del arte, científicas y analistas sociales están realizando para descubrir a través del tiempo y las culturas un legado que por mucho tiempo se nos ha negado a las mujeres y comunidad lgtbtq+: ir más allá de lo bueno y lo malo cuando nos referimos al poder femenino.
Diosas, espíritus femeninos que habitan la naturaleza, demonios, seres de luz o creaturas que dan y quitan la vida existen en cada cultura y muchas de esas ideas han trascendido el tiempo y el espacio para generar una mentalidad colectiva, historias, mitos y tradiciones que tienen lo femenino como central.
En el British Museum se encuentra una exposición titulada Femenine Power. The divine to the demonic (Poder Femenino. Lo divino a lo demoníaco). Es un recorrido por esculturas, pinturas, cerámica, joyería, libros y representaciones dentro del folclor y religiosidades populares. En su intento de abarcar la mayoría de las culturas alrededor del mundo, la exposición se divide en cinco secciones: 1. Creación y Naturaleza; 2. Pasión y Deseo; 3. Magia y Malicia; 5. Justicia y Defensa; 5. Compasión y Salvación.
Esta es la primera de cinco entradas que voy a compartir con ustedes cada domingo, para que podamos iniciar un diálogo de cómo es que dentro de museos se están desarrollando exhibiciones y curadurías que tienen cómo eje central a las mujeres, lo femenino, las disiencias sexuales y de género y sobre todo, qué artistas, objetos y representaciones artísticas van construyendo narrativas «feministas».
Estos textos que estaré compartiendo con ustedes, no intentan ser académicos sino de difusión, sencillos y accesibles para ser leídos y generar aportes. Ir a la exposición fue un pretexto para armar un curso que estaré dando desde la plataforma de feminopraxis en septiembre. Mientras tanto, sientántanse libres de dar sus opiniones, hacer críticas, y por qué no, reconocer los límites y alcances que estas visiones y curadurías que se hacen de este lado del charco.
Iniciamos este recorrido con el primer tema. Creación y Naturaleza.
Creación y Naturaleza abre con pequeñas figurillas prehistóricas. Esas figurillas de arcilla en formas femeninas jugaron un papel fundamental en las cosmovisiones y fertilidad. Es un intento por interpretar las imágenes femeninas, los cuerpos, la fertilidad y la espiritualidad de quienes las crearon. Son imágenes de cuerpos femeninos con pronunciados pechos, genitalia y caderas. China, Asia del Sur, Medio Oriente y la zona del Mediterráneo comparten un patrón común: el hallazgo de figuras antropomórficas de cuerpos femeninos ya sea en posición de estar dando a luz o sentadas (siguiendo que originalmente estaban entronadas como diosas), lo cual siguiere también que hubo sociedades matrilineales.

Sobre la creación y procreación, quienes curaron la exhibición se aseguraron de revisar algunas historias y mitos de la creación más allá de la visión occidental. Por ejemplo, hablan de cómo la cultura azteca tiene deidades creadoras duales. Ometeotl, el dios creador que al combinarse con Omecihuatl y Ometecuhtli, forman parte de un solo firmamamento del cual emana la vida. Otras historias similares se han encontrado en Ghana, Togo y Benin.
Como una repuesta a la obra de Miguel Angel, La Creación, donde vemos a un hombre anciano (dios) tocando la mano de un hombre, la artista norteamericana de origen judío, Judy Chicago, respondió con The Birth Project (Proyecto El nacimiento), que es un screenprint donde vemos una vulva en erupción volcánica dando a luz, recorriendo el camino de la vida a la muerte. Las vulvas son parte central en la imagineria en Occidente, sobre todo en la época medieval donde algunas catedrales tenían fuera de sus iglesias, en columnas, figuras que en Irlanda y Gales les han llamado Sheela-na-gi. Algunos colectivos feministas asociados con la religión Wicca y feministas apasionadas del folclor, lo mismo que teólogas feministas que se apartan de la visión antropocéntrica de ver a dios como una figura masculina, ven en Sheela-na.gi un símbolo de empoderamiento de las imágenes sobre la sexualidad femenina, sobre la reproducción humana, y la creatividad.

También están las diosas como creadoras de la Tierra y de todo lo que le habita. Pele, la diosa de Hawaii, a la que se le debe honrar con hojas, flores y apenas susurrar su nombre. Si se enoja, su poder se ve en las explosiones volcánicas. En sus momentos de generosidad, hace florecer la tierra y da vida a nuevos volcanes.

Diosas y narraciones religiosas están también presentes. En el hinduismo, Gaja-Lakshmi está sentada en una flor de lotus y dos elefantes cuidan a su alrededor, mientras la diosa generosa permite sanar la tierra para ser fértil. En el actual hinduismo, por ejemplo, en Nepal, Lakshmi es representada como un ser andrógino. Según la tradición, de entre todos los vedas, ella eligió a Vishnu; ambos representan la suprema expresión de la divinidad y la luz.
El agua es otro elemento donde diosas creadoras tienen un papel fundamental. En Groenlandia y Canadá, por ejemplo, está Sedna, la amante del mar. Es representada como una mujer mitad mujer, mitad pescado. Oshun es la orisha adorada por los yorubas que habitan Nigeria, Ghana, Togo, Costa de Marfil, Burkina Faso, Guinea Ecuatorial, Liberia, Zambia, Gambia, Sierra Leona y toda la comunidad yoruba en la diáspora (Brazil tiene una población muy fuerte de origen yoruba). Quizá esta es una de las diosas más reconocidas América Latina y el Caribe en expresiones religiosas como el Camdomblé y la Santería. La diosa rodeada de serpientes es Mami Wata, adorada en el Occidente de África y en las Américas, ella es un espíritu independiente, poderoso, que en su forma femenina es irresistiblemente bella. En algunos lugares puede cambiar su forma y apariencia: puede ser una sirena o una hermosa mujer que encontrarás en el camino. Ella viaja sólo en el mar, en los ríos y a la orilla en su forma humana. Las serpientes que la rodean, dentro de la imagineria occidental, está relacionada con la fortuna, el estatus social alto y el bienestar que algunos africanos traían consigo cuando llegaron a Alemania o Inglaterra.

La segunda entrega será sobre Pasión y Deseo. Ahí vamos a explorar algunas diosas e ideas vinculadas al deseo sexual, a la trascendencia y al deseo de poder e independencia femenino y cómo fue castigado, censurado y prohibido.