Por: Natalia Orellán* El malecón huele a pez muerto. Me impacienta la vista de la profunda oscuridad. Yo siempre quise ser sirena. Hasta que conocí esta playa. Los susurros de bolívar Andan entre el olor a orines. En esta ciudad la única ley que se cumple es la de: “El mundo es tu…
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