Mi casa es una casa patriarcal…

*Por Ruth Elizondo

Empezó a inicios de año, de pronto me venía una tristeza ajena a mí, duraba solo unos segundos y todo parecía volver a la normalidad, ahora en ocasiones siento que durante la noche alguien me deja la carga, si hubiera mar le arrojaría todos mis pensamientos, el mar es fuerte y siempre he pensado que el mar carga con las tristezas de muchas mujeres que van al mar a despojarse de las lagrimas, que lloran al mar y le platican. Ya no sé que día es hoy.

Ya no se quedarme en casa, lo que sabía hacer bien es huir de ella, mi casa siempre ha sido prisión.  Es refugio, pero también siempre lo ha sido. He hecho lo posible por sentirme libre en esta casa, descubrí los libros y me di cuenta que en verdad por momentos escapaba, a otros lugares, con otras personas, con otros pensamientos.  En esta casa me cohíbo, me escondo, escondo quien soy. Hay otras cosas que me hacen sentir libre, sería en los días veintes de cuarentena, entre mil lienzos viejos en un cuarto donde meten todas las cosas olvidadas, encontré un lienzo viejo, decidí reutilizarlo, de pequeña me esforzaba mucho por pintar “bien” nunca pinte algo original porque era muy dura conmigo misma, sabía que no era lo suficientemente buena. Decidí con este lienzo improvisar, dejarme llevar por el color.

Crecí educada en casa completamente por mi mamá. Mamá me enseño inglés, mamá se sentaba horas a explicarme matemáticas, mamá nos hacia de comer todos los días. En la tarde veíamos una serie juntas. Otros días nos llevaba a mí y a mi hermana menor a hacer deporte o a pintar. Mi hermana siempre fue mi cómplice, siempre nos hemos guardado los secretos. Mamá hacia de cenar y llegaba papá, se ponía su delantal, mamá le servía, le hacía la tostada, le servía la leche y papá siempre fue feliz. Papá se levantaba y mamá lavaba su plato. Mamá y papá subían a su cuarto, de su vida sexual nunca supe nada. Nunca los vi darse un beso. Pero nunca los escuché gritarse. Mamá lo respetaba, mamá era sumisa, mamá pensaba como papá. Ella ponía el café, preparaba el lonche, lavaba la ropa. A mamá le dolían las piernas. Mamá ponía sus podcasts de mujeres que decían como atender a sus esposos. Que ellos son primero, que nosotras somos la ayuda idónea. Todos tratamos a mi mamá de una forma machista. Nunca le pregunté a mi papa por ninguna tarea del hogar. 

Mi casa es una casa patriarcal.
“Yo soy el hombre de la casa y se hace lo que yo digo” 
di un portazo.
Mi casa es una casa patriarcal, 

Las mamás también quieren seguir descubriendo, la traté como si mamá solo vive para mis necesidades. Otro tiempo sentí que mi mama me tuvo en casa para controlarme, controlar lo que aprendía, controlar mi forma de pensar. Que fuera una buena niña, una buena mamá en el futuro, como ella. Entregada. No se porque lo hizo, pero lo hizo. Dio 17 años de su vida para mí y mi hermana. 

Mi casa es una casa patriarcal,

He tratado de aprendérmelo todo de nuevo, de desaprender. De cuestionarlo todo. De mantenerme abierta. De bailar. Mi casa es una casa patriarcal. “Yo soy el hombre de la casa y se hace lo que yo digo” 

Di un portazo,
Mi casa es una casa patriarcal, 
Teníamos prohibido bailar,
Mi casa es una casa patriarcal,
Teníamos prohibido usar ropa corta,
Teníamos prohibido escuchar música que no fuera cristiana.
Mi casa es una casa patriarcal,
Teníamos prohibido tocarnos,
Mi casa es una casa patriarcal,
Teníamos que mantenernos vírgenes
Mi casa es una casa patriarcal,

Ahora bailo mas que nunca, me toco mas que nunca, y no permito que vuelvan a decirme cómo vestirme. 

Esta casa esta bendita y maldita, pero ya no me da miedo decir lo que pienso. Ahora somos adultos todos. Hay muchas cosas por las que me siento agradecida, me siento agradecida por el cuidado, por el esfuerzo, por el tiempo invertido, y a pesar de todo estoy agradecida por el amor que he recibido en esta casa. Pero al final, tener padres machistas me hicieron feminista. 


*Ruth Elizondo.

Instagram: @ruthavioncitosdepapel

La imagen que acompaña esta entrada fue realizada por @lafatamorgana_

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