Por Lilit Lobos*
Juan era un hombre que era un objeto, -Eso no tiene nada de singular, como descubrir que el agua moja. – Me dirían muchas mujeres. Los hombres son objetos, por eso arrancamos los cabellos de las otras cuando intentan robárnoslos, escindirnos de nuestra propiedad.
Al comienzo no pude reconocerle esa condición, pocos hombres tan estimulantes intelectualmente había encontrado en mi largo peregrinar, el que inicié cuando en mi adolescencia me calcé unas zapatillas rojas y salí en busca del hombre, ese animal extraño que tan pocas veces se quedó en mi casita infantil. Entré al bosque determinada en mirar por dentro a esa bestia con más colmillos que dedos, ese artilugio destilado de abismo; tremebundo y atrayente. Continue reading “No preguntes, niña tonta”