Feminist Library, London

En enero de 2016, al caminar de Elephant and Castle rumbo a la estación de tren Waterloo East en el centro de Londres, me topé con un edificio viejo sobre una avenida muy concurrida. Me acerque a ver porque había tantos grupos diversos ahí: desde un centro internacional para apoyo de los refugiados somalíes, un salón de meditación budista, hasta una Escuela de Leyes donde comunidad afrodescendiente y asiática toman cursos. Al ver su directorio, quede sorprendida de ver que en el piso 3 se encontraba The Feminist Library.

Los grupos que ahí se cobijan son minorías y poblaciones negras con prácticas antirracistas. Feminist Library llegó a ese edificio en los 90´s y fue creada originalmente durante los años 70 gracias a donaciones que las mismas integrantes del colectivo hicieron de sus bibliotecas personales, donaciones de libros académicos y de editoriales. El primer núcleo de su colección es sobre el feminismo occidental de la segunda ola. Poco a poco, con las actividades, los diálogos y las diversas experiencias que han tenido con voluntarias de diversas partes del mundo, el catálogo de materiales y libros ha incrementado la presencia de mujeres de color y de los diversos feminismos.

La sala de colecciones alberga boletines, revistas, panfletos, fanzines, posters, folletos, gacetas y todo tipo de documentos, en varios idiomas, relacionados con los movimientos feministas de la Segunda Ola: movimientos que se caracterizaron por su radicalidad en temas de salud, sexualidad, medio ambiente, activismo antinuclear, pacifista y antimilitar, entre otros. El siguiente salón es donde más de 5 000 libros rebozan en anaqueles. El otro salón son las oficinas donde en rincones, paredes y ventanas hay símbolos, pins y objetos materiales que otras librerías, colectivos y artistas feministas han donado tras cerrar sus puertas por falta de recursos. Hay otro salón en el mismo piso: es el 101, un cuarto donde aún hay material por catalogar y exhibir, pero que, por falta de manos, no se ha logrado concretar.

Conocí Feminist Library justo cuando el municipio de Southwark les expidió una orden de desalojo sí es que no pagaban la renta al doble de lo que originalmente se paga cada mes. Por estar en un lugar clave del centro de Londres, entre los municipios de Southwark y Lambeth, el proceso de gentrificación está amenazando y desmembrando los espacios comunitarios. Esa eviction a Feminist Library no es algo aislado: todas las librerías locales, cines autogestionados, mercados de minorías sociales, sobre todo de gente de color, están siendo acosadas por los empresarios coludidos con los gobiernos locales para expulsar todo aquello que no sirva a la expansión del capital. De entre los proyectos de mujeres que han cerrado por la zona, en no más de cinco años, se encuentran: Lambeth Women’s Project, Peckham Black Women’s Centre y The London Irish Women’s Centre. Por esos motivos, Feminist Library inicio una campaña de recolección de fondos (Save Feminist Library!, Save our communities!) hace un poco más de un año.

La campaña ha bajado la intensidad, pero aún no termina. Se ha logrado encontrar otro espacio y pronto se hará el cambio de los materiales para allá, mientras se van planeando más actividades para recabar fondos. Eso sí, por falta de infraestructura, toda una colección (Colección de la Salud de la Mujer) ha tenido que ser donada a un instituto de investigación para su autocuidado y difusión. El reto de seguir siendo un espacio autónomo, auto gestionado, de cuidado de la memoria y educativo de movimientos radicales de mujeres e izquierdas sigue presente, aunque cada vez el “feminismo” se va institucionalizando en el medio académico. Londres es una ciudad que alberga algunas de las “mejores universidades del mundo” y la mayoría de ellas cuenta con centros de estudios sobre género y feminismos. Así que dentro de The London School Economics, SOAS, UCL y Goldsmith University, por nombrar las que conozco, cuentan con bibliotecas o colecciones especializadas en temas sobre feminismos (algunas de esas colecciones fueron “rescatadas” de otros espacios auto gestionados), pero son colecciones privadas, o sólo accesibles sólo a su alumnado. En British Library, Welcome Collection y Bishopgate Institute hay otros acervos, lo mismo que en museos. Todos esos lugares son privados, y sólo se accede con permiso, pago o matricula. Seguir apoyando espacios comunitarios de mujeres para mujeres en una ciudad como Londres, es una urgencia, no un privilegio.

Aquí un vídeo del trayecto de Feminist Library.