Editorial (marzo-abril)

Marzo ha sido un mes lleno de retos: a finales de febrero, lanzamos Feminopraxis en el ciberespacio y la respuesta fue fuerte en las redes sociales. Hoy, seguimos en aumento. Dicha respuesta nos llevó a preguntarnos: ¿Será que marzo reforzó todavía más el discurso feminista desde diversas aristas que a nosotras nos impulsó como una especie de fuerza sinérgica?

Vivimos un 8 de marzo más violeta que nunca, porque resonó en decenas de países a una voz: ¡Vivas nos Queremos! Desde latitudes diversas e idiomas distintos, las mujeres del mundo EXIGIMOS que el sistema patriarcal que promueve relaciones desiguales y violentas entre los sexos y las personas, deje de violentarnos, de violarnos, asesinarnos, de mal pagarnos, de explotarnos sexualmente, de acosarnos en cualquier espacio donde nos desarrollemos, de desaparecernos y un sinfín de situaciones que ponen en peligro nuestra persona diariamente. Marzo fue el mes del hartazgo acumulado desde hace siglos. Siglos de opresión que nos han reducido a amas de casa sin voz ni voto, siglos de control sobre nuestros cuerpos y de maternidades no elegidas. Siglos de pobreza y analfabetismo. Siglos de anonimato.

Marzo fue el mes del ¡BASTA! Miles de mujeres pararon –paramos-, como un acto político de hacernos presentes en el espacio público, que es donde se decide sobre nuestras vidas. Lo hicimos porque buscamos la autorrepresentación y la escucha. Pero, ¿realmente se nos escucha?, ¿se nos toma en cuenta a la hora de legislar o de decidir el rumbo de nuestros destinos? Este mes nos ha dejado  ejemplos dolorosos que han demostrado que las vidas de las mujeres en países con estructuras marcadas por la impunidad, no importan. En Nicaragua, una mujer fue quemada viva en un acto religioso, donde la ignorancia y el fanatismo hicieron de las suyas, desquitando sus efectos más nocivos en el cuerpo femenino. En Guatemala, 41 niñas murieron consumidas por el fuego al interior de la casa hogar donde por años vivieron todo tipo de abusos sin que nadie accionara por ellas. Ambos casos nos remitieron a recordar que así como las costureras en Nueva York murieron quemadas al demandar mejores condiciones laborales, hace poco más de un siglo, hoy el fuego machista, misógino, patriarcal y capitalista, sigue consumiendo vidas de mujeres, reduciéndolas a cenizas metafórica y literalmente.

¿Y aún nos preguntan por qué nos enojamos cuando nos felicitan el día de la mujer?

En marzo un feminicidio explícitamente demostrado, terminó siendo tipificado como parricidio y disminuido en la escala de violencia en contra de las mujeres. A las autoridades jaliscienses, violar y torturar a una mujer por querer separarse de su esposo NO les suena a violencia de género, NO es un acto que se realiza sobre el cuerpo de las mujeres porque son mujeres, y por ello no es feminicidio. Aunque para sus familiares, para lxs feministas, para nosotras, el caso de Imelda Virgen, en Jalisco, claramente fue feminicidio.

¿Qué está pasando con el Estado de derecho que debe garantizar nuestras libertades y derechos como mujeres? ¿Por qué la aplicación de leyes sigue careciendo de perspectiva de género en la práctica y algunas veces incluso en teoría? En total impunidad quedan miles de casos donde no se respetan las decisiones de las mujeres de abortar, en total impunidad miles de desapariciones y violaciones. No queremos que Daphne se quede sin justicia, ni que su caso y el de los Porkys refuerce el antecedente del consentimiento a las violaciones sexuales al cual pueda recurrir frente a la Corte un violador que, por no haber penetrado a su víctima, pretenda que eso no cuente como agresión sexual. El caso de los Porkys nos demuestra que entre hijos sanos de este sistema patriarcal se protegen a sí mismos y sus intereses: los de seguir oprimiendo a las mujeres, niñas y adolescentes.

Lo anterior se convierte en un recordardatorio para violadores y pederastas de que ¡Pueden! porque tienen el poder, los privilegios y/o las conexiones necesarias para hacerlo. Nos preocupa mucho pensar que si incluso el caso de Daphne –que ha logrado mediatizarse gracias al esfuerzo de su familia y ha conseguido atraer las miradas de la sociedad mexicana- es tratado de manera tan ridícula, ¿Qué pasa entonces con los casos de abuso y pederastia que no logran salir en los medios? ¿Qué respuesta se da a las mujeres cuando los hombres se hermanan poniendo por delante sus privilegios?

Marzo fue el mes en el que un día se nos decía “vivan las mujeres” y al otro una periodista era amenazada y acosada en las redes por denunciar –respaldada por la ley- un acoso callejero. Otra periodista, en Colombia, fue igualmente amenazada de muerte por ejercer la libertad de expresión y “no compartir” públicamente que un violentador fuera incluído en el equipo de la Selección Oficial de fútbol de su país. Marzo fue el mes en el que más notamos que para muchos hombres (e incluso algunas mujeres, no olvidemos que el machismo no es exclusivo de los varones), las mujeres podemos ser “respetadas” un día al año, pero sólo si nos mantenemos dentro de las esferas que el patriarcado nos ha asignado para sobrevivir: el hogar, la familia, el silencio…

Desde Feminopraxis nos unimos a la indignación y rabia generalizada en nuestro país y a lo largo del mundo cuando habiendo pruebas de las violencias que se ejercen contra nosotras, las leyes nos criminalizan y victimizan una y otra vez. Desde este espacio también nos duelen los asesinatos a mujeres periodistas y activistas, pensando que con su desaparición van a callar la verdad.

Queremos que se nos trate como seres humanas, que se respeten nuestros derechos, ya no queremos presenciar cómo se juega con ellos cual malabares en la Cámara de Diputados y Diputadas; donde un día se les “felicita” a las Diputadas por “ser mujeres” (acá seguimos preguntándonos qué es eso) y al otro día se ignora la petición de volver obligatoria la NOM-046, que ha sido un gran paso al hablar de derechos sexuales y reproductivos pues permite que las mujeres y niñas que han sido víctimas de abuso sexual puedan, principalmente, interrumpir un embarazo no deseado.

Por otro lado, marzo también nos reafirmó como mujeres fuertes. Mujeres que venimos de diversos espacios, que también son plurales en sus luchas y medios por los cuales reclamamos y trabajamos por nuestros derechos. Este mes alzamos la voz al unísono y paramos de soportar la basura machista. Y aunque pudiera parecer que no ha pasado mucho, ¡Qué gran paso hemos dado! Porque este mes fue sororal, increíblemente sororal.

En Feminopraxis lo sabemos porque somos cuatro mujeres que sólo se han visto los rostros y oído las voces a través de sus computadoras, y sin embargo aquí estamos con 310 likes en Facebook, y con más de 2000 visitas a la página; y seguimos creciendo, sin mencionar lxs seguidorxs de Twitter e Instagram. Esto significa que no estamos solas en esto, y que ninguna mujer está sola, que somos hermanas y hermanas de lucha. Somos millones, en las calles, en las organizaciones, en lxs colectivxs y en las redes.

Ahora pensamos en abril y nos preguntamos: ¿Qué se viene? ¿Cuántas mujeres experimentarán violencia de género y serán víctimas de esos gobiernos patriarcales y capitalistas que hipócritamente crean leyes de adorno o para vanagloriarse de reformas que no se practican? ¿Cuántas mujeres y niñas serán acosadas diariamente camino al trabajo o la escuela sin tener los medios necesarios, el conocimiento de las leyes o simplemente el “valor” para denunciar a sus acosadores? ¿A cuántas víctimas de violación se les negará el uso de la píldora de emergencia o la interrupción del embarazo? ¿Cuántos feminicidios serán reducidos a homicidios comunes?

En abril nos toca hacer eco al grito de marzo. Nos toca seguir la marcha de las mujeres y llevarla hasta la casa, al trabajo, la escuela y las redes. En Feminopraxis seguiremos trabajando para que el marzo sororal siga latente en cada uno de nuestros textos de Sororidades, y en cada una de nuestras Columnas. Seguiremos entablando discusiones desde el Conversatorio sobre temas que nos competen como mujeres y como feministas.

Que el grito de marzo nos sirva como recordatorio diario de que, al no estar solas, podemos crear un mundo mejor para nosotras, un mundo donde el acoso, la violencia sexual, el trabajo mal pagado, el que nuestras vidas las reduzcan a lo privado, entre otras cuestiones, sean destruidos a cada paso que demos juntas, a cada grito y a cada puño en alto que represente nuestra indignación. Porque la lección que marzo nos deja es la reafirmación de la frase “la Revolución será feminista, o no será”. Y siendo Feminopraxis un espacio digital, es claro después del mes de marzo, que Internet será feminista, o no será.

Equipo Feminopraxis
Eliza Tabares
Jael de la Luz
Lídice Villanueva
Pamela Erin Mason (La Fata Morgana)