La productividad en tiempos de pandemia

Por: Alejandrina Ojeda Cruz*

¿Qué es la productividad? ¿De cuál forma somos realmente productivas? ¿Quiénes son las personas productivas? ¿Cuántas y cuáles actividades debo realizar para no sentirme inútil?

Desde el inicio de la cuarentena por la pandemia, éstas han sido las preguntas que han rondado mi mente. En primera instancia, la situación de que exista un virus potencialmente mortal es bastante aterradora; en segunda instancia,

comienzo a pensar en todos los fallos y debilidades del sistema en el cual estamos inmersas: la precariedad de la mayoría de los sistemas de salud alrededor del mundo, la endeble situación económica que acrecenta las desigualdades entre clases y la realidad contundente que nos presenta la necesidad de creación de redes autónomas para asegurar el bienestar de todas las personas.

Pero, después de todo esto, llegan nuevos retos que nos obligan a repensar la productividad en términos distintos. Tal vez algunas trabajan desde casa y cumplen un horario, algunas deben continuar saliendo a trabajar ya sea porque cumplen con actividades esenciales o porque desempeñan tareas que no pueden llevarse a cabo dentro de casa. En mi caso, tengo la posibilidad de  trabajar desde casa, sin embargo, mis actividades se ven mermadas por la naturaleza práctica de mis actividades. Lo cual me lleva a tener tiempo “libre o de ocio” para realizar aquellas actividades para las cuales no suelo tener tiempo.

En teoría parece un buen trato, ¿no? Estar en casa, tener tiempo, no salir, estar segura. Y eso es agradable, es un privilegio y no pretendo ignorarlo pero por otro lado,

continúo exigiéndome la misma productividad y satisfacción que tenía antes de la pandemia… Eso ya no es posible. No es posible porque la realidad en la cual vivía ha cambiado, requiero de nuevas formas de organización y planeación de mi día a día. Ahora realizo actividades distintas pero con la misma importancia que ir a la oficina o a dar capacitaciones. Debo enfrentarme al constante bombardeo de noticias alarmantes, a la ansiedad de estar encerrada, de nos saber que va a pasar en algunas semanas, a la preocupación por el bienestar de mi familia, amistades y después, me enfrento a mí.

Estoy en contra de la satanización de las palabras, prefiero resignificarlas. Así que, la productividad, mi productividad ahora adquiere un nuevo significado. Ya no están importante el número de horas que trabajo, los objetivos que alcanzo o el dinero que produzco… Ahora, la productividad es poder mantener la calma un día completo, evitar preocuparme de más por aquellas situaciones por las cuales no tengo control y sobre todo, mi productividad radica en conocerme y en sanarme. Desde mi perspectiva comunitaria es difícil pensar en eso, siento que viene con una carga tremenda de egoísmo y de desinterés por los demás y las situaciones que viven, pero lo cierto es que si no me hago cargo de mi, tampoco podré ser apoyo para las demás.

Hoy, pienso y leo aún más acerca de feminismo, salud mental, sistemas económicos, políticas públicas pero también lo hago sobre sanación, crecimiento personal y redes comunitarias. Me rehúso a salir de la pandemia con todo resuelto por el simple hecho de que es imposible. Tengo miedo, tengo dudas, tengo incertidumbre y tengo que entender que está bien… Un nuevo mundo, un nuevo orden trae consigo nuevos retos y lo que puedo aportar desde mi trinchera es únicamente mi experiencia.

Puedo escribir y es un ejercicio terapéutico, lo hago para mí, para ser productiva. Porque cuando se acaban los platos por lavar, las cosas por limpiar, el clóset para acomodar y el trabajo que realizar, me sigo quedando conmigo. Así que, la productividad para mí ahora significa construir(me), desde dentro y hacia afuera. 

El mundo, la gente y sus problemas se van a mantener ahí, siempre ahí, pero en orden de poder aportar conocimiento, tengo que conocerme. 


AOC

*Alejandrina Ojeda Cruz.
Soprano, feminista y antropóloga social por la Universidad Autónoma de Yucatán. Se ha desempeñado como capacitadora, activista y promotora de los Derechos Humanos, principalmente en el área de Derechos sexuales y reproductivos y de igualdad y no discriminación. Ha realizado investigaciones, desde la perspectiva antropológica, relacionadas con la gestión cultural, el consumo cultural y las políticas públicas culturales con orientación a la música académica. Actualmente, se desempeña como colaboradora en materia de bienes y patrimonio culturales y como capacitadora en materia de Feminismos, género y sexualidad.

 

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