Por: Samara Flores*
El 8 de Agosto es el día de los Orgasmos Femeninos (y antes de masturbarme) me gustaría compartir una reflexión en torno a nuestros cuerpos y recordar que desde hace siglos la sexualidad de las mujeres ha sido fuente de enigmas – debates científicos, políticos y sociales que aún prevalece en nuestra cotidianidad en diferentes medidas.
Cuestiones como la eyaculación, el «punto G», la naturaleza de los orgasmos, en dónde se generan, la negación del clítoris y de más, han sido «explicadas» y estudiadas por hombres. Desde los primeros estudios que se tienen de la antigua Grecia, donde Hipócrates decía que enfermábamos por culpa de nuestro útero (menstruación) o los experimentos con mujeres afrodescendientes víctimas de la esclavitud que realizaron Alexander Skene, Thomas Bartholin o Gabriele Falloppio para descubrir nuestra función anatómica mejor ni hablar…. ¿Alguna vez se han preguntado por qué todas las partes que conforman nuestra vulva o útero tienen nombres de hombres? Claro, porque nos han despojado en todos los sentidos a través de la historia porque #patriarcado a la orden del día.
Recordemos también el surgimiento de la palabra histeria (del griego hystera = útero), al grado de hablarse de la histeria como una enfermedad psicopatológica EXCLUSIVA de las mujeres donde el tratamiento eran relaciones sexuales coitales si eras casada, el matrimonio si eras soltera (obviando y obligando la heterosexualidad en todas) para que el marido la penetrara, un masaje por un médico o por una comadrona como último recurso (obviamente porque las mujeres no tenemos las mismas facultades que los hombres, ajá). Las pacientes debían de recibir frotes manuales que estimulaban los genitales por EL médico hasta lograr el «paroxismo histérico», ajá, traducido en nuestro lenguaje: les practicaban una masturbación para provocar un orgasmo que en consecuencia aliviaría las tensiones del carácter generadas por la “histeria”. ¿Increíble? Pues así fue por muchísimos años debido a la falta de información sobre nuestros cuerpos porque #patriarcado y la poca investigación que había era de HOMBRES para el saber científico (DE MÁS HOMBRES), y las mujeres que intentaron hacer investigaciones como Virginia Johnson y la Respuesta Sexual Humana donde ella fue quien insistió al ginecólogo Masters que incluyeran a mujeres en el estudio porque no podía generalizar cómo reaccionaban los cuerpos estudiando sólo a los hombres y terminaban en segundo plano en cuestión de créditos si bien les iba, porque bueno, #patriarcado qué raro.
Pero no todo es negro, sí, han cambiado algunas cosas: Hellen O’Conell nos enseñó cómo luce un clítoris en 3D y hemos aprendido que es un órgano poderosísimo encargado exclusivamente de darnos placer, que lo que vemos en el exterior es sólo el glande y que tiene unos bulbos alrededor de la vagina y nos ayuda a experimentar una exquisita diversidad de orgasmos.
Ahora sabemos también de la mentira que nos vendieron por años sobre los orgasmos, no olvidemos al teórico de la Psicología más sobrevalorado como lo es Freud segmentando los orgasmos de «maduros» si es que una mujer alcanzaba el clímax a través de la penetración (lo que llamaban orgasmo vaginal) y los «inmaduros» cuando la mujer podía terminar mediante la masturbación externa (de clítoris), sorpresa: no somos inmaduras por obtener placer u orgasmos tocando nuestro clítoris (interno o externo).
También, desmentimos en el camino la falacia del PUNTO G, que no es más que nuestra próstata que nos hace explotar en chorros de placer y que toda mujer tiene la capacidad de eyacular, sólo falta información, apertura y práctica para experimentar esas sensaciones y que ni siquiera es necesaria la compañía para poder gestionarla.
Sé que estos avances o conocimientos en torno a nuestros cuerpos y centros de placer sigue siendo lejana para muchas por un sin fin de razones, desde los privilegios o la carencia de apertura hacia el diálogo cuando se trata del sexo, del consentimiento, de juguetes eróticos y sobre todo DE PLACER y APROPIACIÓN de nuestros cuerpos porque ha sido el lastre del patriarcado que seguimos arrastrando.
Hoy es un buen día para hablar, experimentar y disfrutar. Tócate, acaríciate, re-conócete y juega. Disfruta tus orgasmos, uno 10, con uno, dos o cinco dedos. Con juguetes, con otras personas o tu compañía, con jengibre, con aceites, hielo o tu complemento favorito.
Que hablar de nuestros cuerpos, goces y formas de sentir, no sea motivo de vergüenza y conformidad… El hecho de que hemos avanzado un tanto, nos recuerda que todavía queda mucho camino por recorrer para llegar a la educación sexual integral que debe de ser un derecho para todas las personas.
Conocer nuestros cuerpos, zonas erógenas, masturbarnos y disfrutarnos a solas o en compañía, también es aprender a despojarnos de tosa esa culpa que ha causado la basura patriarcal.
*Samara Flores tiene 25 años, es psicóloga de profesión, activista por necesidad, feminista por sobrevivencia y escritora por momentos.
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**La ilustración que acompaña este texto es de ClubClitoris
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