Pájaros

*Por Tatiana Romero

Me pregunto si los pájaros alguna vez han sentido vértigo. Si miran hacia abajo cuando están en vuelo y sienten mareos, si no pueden enfocar los objetos a su alrededor. Si se esconden detrás de las nubes para no ser vistos cuando lloran… Si lloran.

Si las alas se les atrofian cuando las usan poco, como los músculos de la cara cuando casi no se sonríe. Y brincan de una rama a otra, intentando mover las extremidades pero no alzan el vuelo. Y miran hacia arriba extrañados de la lejanía del cielo. Temerosos de la inmensidad azul.

Si los otros pájaros les miran extrañados sin saber qué les pasa e intentan animarles batiendo sus propias alas, revoloteando a su alrededor. Dándoles consejos de cómo aprender a volar, yendo de un árbol a otro. Cambiando de color como lucecitas de feria.

Me pregunto si han pasado tanto tiempo cavilando cuál es la mejor forma de dar ese salto. Como yo. Tomando medidas, anotando las proporciones de las distancias, acercándose al vacío con precaución y echándose atrás cuando todo comienza a moverse a su alrededor.

Si no hallan por dónde empezar, si cada vez que ven a los otros libres por el cielo les entran ganas de acompañarlos, pero no pueden y se frustran viéndolo y haciendo todo más difícil.  Me pregunto si quizás los otros no les entienden, o es que están igual, cavilando, temerosos, cada cual con sus miedos y angustias, cada cual con sus alas, grandes o pequeñas, cada cual en su rama, en su árbol, en su trocito de cielo.