Por Amaia Mugica*
Empiezo esta historia con la frase en inglés «I can’t believe I am still fighting for this shit» (No puedo creer que aun esté luchando por esta mierda). Una frase que suele ir acompañada de carteles sostenidos por mujeres en protestas. Imágenes que se han repetido una y otra vez a lo largo de los años en múltiples manifestaciones por los derechos de las mujeres, y que, aunque parezca increíble, a día de hoy siguen siendo necesarias.
Antes de seguir me presento, soy Amaia Mugica, directora de teatro, profesora universitaria, investigadora teatral y subdirectora de un programa de actuación. Mis investigaciones varían y tienen tres ramas: una que estudia a las mujeres en el mundo del teatro físico, otra sobre el género de terror, y otra sobre las minorías auditivas y migrantes en las artes escénicas (en Inglaterra, donde resido). Mi práctica e investigaciones tienen en común el trabajo teatral desde lo corporal y la somática, la creación de teatro con y desde el cuerpo y una forma de existir inclusiva que constituye la base de “mi teatro”. Me gusta pensar y saber que mi práctica se aleja de una práctica unidimensional, y que tiene sobre todo una aproximación interseccional donde las complejidades individuales son aceptadas, abrazadas y tenidas en cuenta.
Pero, ¿qué pasa cuando la directora es una mujer? Me gustaría prestar atención a las miles de formas de discriminación hacia las mujeres en las artes escénicas utilizando mi experiencia como ejemplo. Soy la co-directora de una obra titulada Miss Brexit, creada colaborativamente por un elenco de 6 actores internacionales, europeos viviendo en Inglaterra, y dos directores, un hombre y yo, una mujer. Miss Brexit es una sátira que habla sobre las experiencias de los migrantes, de las minorías auditivas y el momento post-Brexit que se vive en Inglaterra. Es un proyecto que, entre otras cosas, aboga por la inclusividad, pero en el que paradójicamente, la directora es omitida del proyecto cada dos por tres. Mi nombre se borra de redes sociales, de eventos y festivales, no se me nombra en paneles de discusión, críticas, etc.
¿Cómo puede ser eso? ¿Cómo puede ser que siempre se olviden de mi nombre?
Este colectivo teatral ha realizado giras por varios festivales de teatro europeos, visitando países como Bulgaria, Macedonia, Alemania, República Checa e Italia. En estos festivales, el público ha resonado con las experiencias de pertenencia e identidad. La compañía ha sido galardonada con dos premios en reconocimiento a su trabajo. A pesar de los objetivos inclusivos del proyecto de amplificar las voces de los creadores de teatro migrantes y promover la diversidad en el teatro del Reino Unido, yo, como la directora mujer, me enfrento con una opresión significativa durante todo el proceso. Este machismo sistémico se ha manifestado de varias maneras y a veces ha traspasado de la psique de las organizaciones externas y del equipo técnico, hasta permear a menudo silenciosamente a la psique del elenco y co-director en algunos momentos. Mi nombre y mis contribuciones han sido borradas a menudo del propio proyecto. En algunas ocasiones, no se me ha presentado como una de las directoras, lo que efectivamente ha hecho que mi rol fuera invisible. Han existido ocasiones en las que miembros del equipo técnico han pasado por alto completamente mis instrucciones, eligiendo discutir los problemas técnicos únicamente con el co-director masculino, como si me faltara autoridad o experiencia para ser consultada sobre esos asuntos.
Además, me he enfrentado a comportamientos condescendientes o paternalistas por parte de algunos miembros del equipo o invitados, que sin quererlo dirigían su atención al co-director hombre como si él fuese la figura de autoridad principal, asumiendo que él tenía el rol directorial más prominente. Y uno de los ejemplos estrella es cuando olvidan poner mi nombre en una reseña, se les escribe para corregirlo y lo hacen poniendo en grande el nombre del co-director y el mio con paréntesis, perpetuando algún tipo de diferencia entre ambos. ¡Aún no tengo clara la razón! Y supongo que nunca la tendré. Eso sí, envié un email directamente a la persona que escribió la reseña y parece ser que se enfado y la quitó. Me enteré más tarde que le convencieron para ponerla otra vez y que la había quitado pues mi email pidiendo que no me desacreditara de mi propio trabajo le pareció agresivo. ¡Vaya! Usted perdone, nada que una es un poco caprichosa y le gusta que le atribuyan los créditos de su trabajo, qué cosas tengo…
A pesar de mis esfuerzos por crear un espacio inclusivo que celebra voces diversas, me encuentro sufriendo la misma opresión que el proyecto en sí pretende combatir.
¡Qué paradoja!
Al compartir abiertamente mis experiencias como directora mujer que navega por los sesgos sistémicos, busco iniciar conversaciones más amplias que puedan interrumpir y desmantelar las normas patriarcales dentro del ámbito artístico y más allá.
Me gustaría invitar a las personas a ser testigos de la insidiosa marginación y anulación que las mujeres suelen soportar. Al hacer visible lo invisible, lo implícito, explícito, busco provocar un cambio radical de conciencia: desafiando la complicidad con los sistemas opresivos.
Estos esfuerzos de activismo exigen un compromiso activo, auto-reflexión y un cambio tangible dentro de las instituciones, prácticas y formas de ser.
Primero, me gustaría invitar a todo el mundo a reflexionar internamente por un momento. Pensemos en los ejemplos y testimonios que hemos escuchado en algún momento de nuestra experiencia de vida: las sutiles anulaciones, la puesta en duda de la autoridad, el socavamiento de la visión creativa.
En segundo lugar, me gustaría formular la pregunta: ¿cuáles son las acciones específicas y tangibles a las que se comprometen las personas para desmantelar las normas patriarcales y crear espacios más equitativos?
Me encantaría escuchar cómo las personas se comprometen a rendir cuentas sobre estos compromisos con el tiempo. ¿Qué estructuras o procesos podemos implementar para asegurarnos de que esto no sea solo un momento fugaz de solidaridad, sino un viaje continuo hacia un cambio fundamental?
La carga no puede recaer únicamente sobre las creadoras mujeres. Cada persona necesita evaluar cómo podemos aprovechar el privilegio y posición para abrir puertas, amplificar voces y transformar las barreras sistémicas de manera significativa.
Y si estás siendo borrada, no te retraigas, no permitas que te silencien. Yo no lo voy a hacer, aunque moleste… pues es en esa molestia donde surge el cambio.
*Amaia Mugica es Directora, educadora de movimiento somático y performer experta en teatro físico, movimiento para actores y creación teatral. Es profesora y subdirectora del programa de actuación en la Universidad Manchester Metropolitan.
Los campos de interés de Amaia son la creación teatral desde y con el cuerpo, y su trabajo continuo se basa en la interseccionalidad, las minorías auditivas, el género de horror y las experiencias de las mujeres dentro del ámbito de las artes escénicas.
Su trabajo se ha visto en espacios, como el Camden Peoples Theatre, Streatham Space Project, Omnibus Theatre, Guildhall, All In Actors, The Cockpit Theatre, London College of Music, Arcola Theatre, RCSSD, IDSA, ALRA, WAC y Hackney Shed, entre otros. Amaia ha trabajado internacionalmente en países como España, el Reino Unido, Australia, México, Alemania y Estados Unidos, entre otros.
Instagram: @amaiamugicatheatre
Website: www.amaiamugica.com









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