Londres tiene una comunidad de poetas mujeres y queers cada vez más notorio. Algunas como la colombiana Sonia Quintero, poeta queer en Newham, en el este de Londres, ha auto publicado cinco libros de poesía, mientras otros de sus poemas aparecen en antologías con el grupo de escritores De Lujurias y Musas o Leyendo Poesía en Londres. La colombiana Patricia Cardona, quien lidera De Lujurias y Musas, también ha optado por la auto publicación. Otras más como Ma Eugenia Bravo-Calderara, Chile; Consuelo Rivera-Fuentes, Chile; Isabel Ros López, España; Marijo Alba, España; Mabel Encinas-Sánchez, México; Denisse Vargas-Bolaños, Bolivia, junto a otras, crearon hace algunos años el proyecto Las Juanas, Escritoras Hispanoamericana de la Memoria publicando sus poesías tanto en español como en inglés en antologías y fanzines.
Son poetas que han logrado construir espacios colectivos para escribir poesía en español como un acto de resistencia y creatividad. En una ciudad como Londres donde la multiculturalidad tiene que ceder al inglés como lenguaje oficial, encontrar «tu voz» como escritor o escritora no siempre ha sido fácil. Quienes articulan sus narrativas y escritos en español saben que sus trabajos tendrán que salir del autoconsumo o la difusión entre la propia comunidad hispanohablante, para encontrar editoriales y traductores, sino en Londres donde existe una extensa industria editorial, en sus lugares de origen. Y es ahí donde las y los escritores deben decidir sí apostar en escribir y publicar en inglés con la posibilidad de llegar a publicos más amplios, o apostar por seguir en español, recreando la lengua y abriendo posibilidades a nuevas voces, quizá más arriesgadas; esas voces que vienen de escritores emergentes que navegan entre ambos lenguajes y que escriben y se expresan en español, como parte del proceso.
En ese escenario se encuentra la venezolana Ana María. Nacida en Caracas, Venezuela en 1983, se define como poeta, ilustradora y cineasta queer. En una entrevista realizada por Silvia Rothlisberger para La Tundra Revista, Ana María se reconoce como hija de cineastas y luchadores sociales. Creció entre libros, latas de películas viejas y canciones combativas que desde muy pequeña la llevaron a entender que la poesía era su manera de relacionarse con el mundo. De adulta, después de haber estudiado artes y cine documental y de haber vivido en distintas ciudades en el mundo, se asume como viajera y nómada. De toda esa jornada personal, ha recolectado historias y cuentos que escribe en forma de narrativa y de poesía.
Su primer poemario Sobras de la Sal (Equidistancias, 2021) fue escrito entre 2012 y 2017. “Es uno y muchos viajes a la vez”, diría una vez Ana María cuando juntas caminábamos rumbo a un open mic del FLAWA Festival en el 2019. Algunos poemas fueron escritos en la India, en Camboya, en Vietnam, en Londres o Caracas, Venezuela, por lo que se puede definir este poemario como “un recorrido interior, físico, metafísico, material y espiritual por distintos territorios y temporalidades.” Digo que son distintos territorios porque no son sólo los lugares físicos los que le permitieron crear imágenes poéticas de basta profundidad. El cuerpo humano en toda su complejidad, así como el vacío existencial, el tiempo y la especulación son claves en el desplazamiento del lenguaje y la escritura de Ana María.
En la primera parte del poemario, el cuerpo humano se va desplazando a un segundo plano para dar lugar a la mutación. Monstruosidad, dolor, quiebre identitario, erotismo erosionado, término de un ciclo de vida, son algunas alusiones aunque también pueden ser rasgos de crónicas amorosas, sexuales o claras referencias al deseo libidinal.
Cuerpo Sal Mi cuerpo se ha ido a vivir desnudo la potencia lúdica de un planeta ajeno Se ha ido emancipando cada poro se ha llenado de sal (es un vuelo sin alas Pero un vuelo al fin) Imaginando que soy yo la sal me paso las tardes llorando el encuentro con esa sal respiro sin tiempo ¿Ves? cómo se abren mis costados cómo se expanden mis costillas cuando trago todo el aire posible cuando dejo que vengas a mi Nunca te dejé amanecer sino mirar la luz que me desnuda Mi cuerpo es papel dibujo sus formas en señal de resistencia a mi humanidad y prefiero, sin embargo sangrar toda esa sal
Otros poemas son itinerarios filosóficos o experimentos como un ejercicio de ciencia ficción. En repetidas ocasiones, llegué a comentarle a Ana que parte de su escritura se perfila en lo especulativo: experiencias íntimas e imaginarias en un lugar y tiempo atemporal que reclaman su lugar en lo concreto. Y así, a través de las palabras se hacen reales.
Nadie existía despacio Y si lloviese tierra partida de pronto los elefantes caerían despacio desde sus nidos y se balancearían inconformes los caballos que tragan la sal de la salina Pero hay unos que caminan ese espacio inocente la risa simple del tiempo que se cosecha debajo de la brisa Miró un día al cielo y sólo había nubes y había un papagayo y la leche venía de la tierra Nadie existía despacio pero las hojas aullaban violentas
Sombras de la Sal es parte de la colección de Poesía de equidistancias, sello editorial que publica a escritores de habla castellano que han elegido vivir en culturas diferentes a la propia. A través de este nuevo sello editorial con sede en Londres, Inglaterra y en Argentina, las y los autores que han permanecido invisibilizados en los circuitos literarios tradicionales, toman su espacio para ser leídos tanto en su lugar de origen como en aquellos lugares por los que han circulado.
Si quieres saber más sobre el proceso de escritura de Ana María Reyes, te invitamos a visitar La entrevista que Equidistancias realizó:
La entrevista que Silvia Rothlisberger realizó para La Tundra Revista:
Para comprar Sombras de la Sal, visita: