Editorial (diciembre)

El mes de noviembre terminó con fuertes reivindicaciones feministas que nos dejaron mucho por pensar y hacer. Cuando se destapó la cloaca en Hollywood acerca de que directores, productores y actores protagónicos llevaban décadas violando, amenazando y acosando a mujeres y hombres dentro del mundo del espectáculo, el hashtag #MeToo o #YoTambién, hizo que miles de mujeres a través de las redes sociales, contaran sus casos de violación y acoso no dentro de los reflectores, sino en la vida cotidiana. Leímos desde la hija que fue violada por su padre, hermano, abuelo, tío o familiar cercano, hasta testimonios de estudiantes universitarias, empleadas domésticas, niñeras y miles de mujeres que nos hicieron reflexionar que no hay lugar seguro para ser mujeres, ni mucho menos espacios seguros para contar nuestras historias porque lo que nos han mostrado los últimos casos de violaciones y feminicidios, es que a la víctima merece ser ignorada; y que las leyes y cortes terminan haciéndonos responsables de los actos de quienes abusan de nosotras.

Lo preocupante de esa realidad, como otras que desatan campañas con hasthtag, es que corremos el riesgo de quedar circulando en el espacio virtual, cuando otra realidad nos vuelve a convocar. Un reto de la articulación feminista es lograr empatar agendas en común, respetando los procesos que se den al interior y lograr que esas agendas pasen a cambiar y transformar las leyes, la cultura, la educación y, como dijera Audre Lorde, desmantelar la casa del amo. Teniendo esto en mente es como Feminopraxis estuvo presente en el 14o Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (14EFLAC2017), que convoco a cientos de feministas, personas no binarias y queers en Uruguay. Nuestra compañera Lídice Villanueva nos representó y pronto nos compartirá sus impresiones sobre esta articulación feminista continental, que bajo el lema «Diversas pero no Dispersas» nos lleva a pensar que temas como los feminicidios, los derechos sexuales, los derechos reproductivos, la seguridad, las resistencias y los activismos son parteaguas de prácticas feministas en las cuales trabajamos.

Con todas las distintas reflexiones que desde los feminismos generamos día con día, diciembre lo iniciamos concientizándonos aún más sobre la salud sexual en favor de eliminar los estigmas que hay en torno al VIH-SIDA, apostando a que la educación sexual de calidad es un pilar imprescindible para el ejercicio de sexualidades libres, sanas y seguras para todxs.

En el mismo camino de visibilizar las problemáticas  sociales que nos rodean, a nivel mundial nos indignó saber que en Libia, inmigrantes africanxs estaban siendo subastadxs como esclavxs. Este horrendo suceso se da en un contexto de profunda crisis humanitaria, donde aún hay personas, países y leyes que consideran que unas vidas valen más que otras dependiendo de su origen social, estatus migratorio y color de piel, para «justificar» formas de deshumanización. Ya en otras ocasiones desde este espacio nos hemos pronunciado en contra de cualquier tipo de esclavitud, sobre todo aquella donde los cuerpos humanos son empleados para satisfacer las necesidades económicas de las oligarquías locales-globales que lucran con los recursos naturales del planeta y los cuerpos de las mujeres o de quienes están en condiciones de precariedad de vida. Desde Feminopraxis reprobamos que inmigrantes y refugiadxs sean estigmatizadxs y llevadxs a condiciones de esclavitud. Así mismo, demandamos que en Grecia cesen los campos de exclusión de refugadxs que, en esta época invernal, cubren de nieve, dolor y olvido a lxs miles de seres humanxs que en busca de una realidad menos dolorosa, han sido tratadxs como criminales de las fronteras.

Al pensar en la interseccionalidad como una forma de analizar nuestras prácticas feministas, el 3 de diciembre que fue el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, nos lleva a pensar que miles de hermanas con diversas capacidades diferentes aún son excluidas no sólo del acceso a servicios básicos, sino también de espacios feministas y apoyo para lograr condiciones de vida digna, donde principalmente sean capaces ellas de decidir por sus cuerpos. Si no logramos abrir los espacios y provocar el encuentro con ellas y escuchar qué sucede a su alrededor, nuestro feminismo será de privilegios y no lograremos que todas las mujeres gocemos de todos los derechos humanos, como bien lo conmemoramos hace dos días en el Día Internacional de los Derechos Humanos.

Un tema que nos preocupa a nivel nacional y político es la puesta en marcha de la Ley de Seguridad Interior que se está manejando para su pronta aprobación, evadiendo el trabajo democrático que tiene que ser realizado ante esto. Con esta ley, el presidente en turno podrá introducir a las fuerzas armadas en cualquier punto que considere que la policía local y federal resulten ineficientes para controlar supuestas zonas que requieran ser intervenidas, militarizando dichas zonas y poniendo en riesgo los derechos humanos de quienes radican ahí. Esto no es algo nuevo porque desde que se inicio la guerra contra las drogas en el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) todo México ha visto al ejército en las calles, trayendo consigo una serie de asesinatos impunes, desapariciones forzadas, feminicidios y un alta de corrupción y desvío de recursos de la nación. Que el pasado Día Internacional contra la Corrupción nos anime más allá de esa fecha a pensar qué otras formas de gobernanza, ética y economía son posibles, no sólo en lo macro sino de igual manera en lo micro. ¡Como mexicanas estamos cansadas de tanta corrupción y desolación!

El 18 de diciembre es el Día Internacional del Migrante y el 20 de diciembre el Día Internacional de la Solidaridad Humana. Queremos reflexionar cómo es que la migración impacta de manera diferenciada desde una perspectiva de género. La crisis humanitaria que vivimos, ha llevado a poblaciones enteras a desplazarse incluso fuera de las fronteras nacionales, mientras que las leyes migratorias se están volviendo más rígidas, así como la xenofobia, la exclusión y la discriminación. Miles de mujeres son orilladas por motivos económicos a dejar sus lugares de origen para ir a otros países o lugares y trabajar en condiciones de precariedad y explotación, repitiendo roles de género en el mercado laboral: en el sector de la limpieza y los cuidados, en el sector de los servicios y la producción en serie de mercancías; todo con salarios mínimos. Son las mujeres migrantes que se van y las que se quedan en los campos y espacios rurales, el sector que más debería ser considerado a la hora de pensar en el desarrollo, y las posibilidades de cambiar las economías. Es por ello que la solidaridad / sororidad con las mujeres migrantes debe ser un un tema que nos incumbe más allá de gritar que Ningún Ser Humano es Ilegal, Ninguna Mujer es Ilegal.

Queremos además agradecer a todxs lxs colaboradorxs que han nutrido este espacio con sus increíbles colaboraciones desde diversas latitutes durante este año que termina. Que el próximo año, que se viene lleno de retos, sorpresas y proyectos de crecimiento, siga gozando de ustedes y sus trabajos.

Así que cerremos este 2017, con la convicción de que nosotrxs mismxs, en colectivos e individualmente, seremos capaces de construir el mundo que queremos habitar y la sociedad donde queremos ser ciudadanxs sin miedo a los estigmas, las exclusiones y las violencias. Comprometámonos por mantener las prácticas antipatriarcales y anticapitalistas en nuestro día a día y así fortalecer la sororidad, el respeto al planeta y sus habitantes (humanos y no humanos) así como la libertdad, siempre.

¡Feliz Año 2018! 

-Elizabeth Tabares  – Pamela Erin Mason 
-Lídice Villanueva -Jael de la Luz