Al sororo rugir del amor

Hay una responsabilidad cuando decides entrarle al feminismo (contigo y con otras). Ser sororales, obvio no es sinónimo de amarnos todas y decirnos que sí a todo, sino que desde la empatía nos apoyamos porque sabemos que lo que otras viven también lo vivimos o podemos vivirlo, creamos nuestras redes, nuestros lazos, ponemos nuestro cuerpo, nuestro intelecto, toda nuestra energía para que no se repita la violencia y otras no tengan que vivir eso nunca o de nuevo.

El «Yo te creo» es de las frases más pesadas y cargadas de sororidad en los espacios 85188197_10163147728680125_5107402854444826624_o.jpgfeministas y representa mucho decirle a alguna chica o a todas que les crees pues es no dudar de que su denuncia es verdadera, no justificar al agresor bajo ninguna circunstancia (aun cuando lo conoces y le estimas por la relación que tienen), no cuestionarla a ella sobre lo sucedido, se trata de no presionar y que ella(s) te cuente(n) hasta donde su alma les permita, es no revictimizarlas señalando la «responsabilidad» que ella tuvo para que eso pasara (ninguna víctima es responsable de vivir violencia, la responsabilidad es del agresor S-I-E-M-P-R-E), entre otras. Ser sororales implica comprometernos con nosotras, significa comprometernos para poder vivir y dejar de sobrevivir.

También hay algunas compañeras que deciden entrarle a la línea de trabajar con los batos, yo la neta me cansé de ellos y prefiero trabajar con las morras. Estas compañeras también son sororales cuando no solapan que sus amigos les ponen el cuerno a las novias, cuando le paran el tren al compa que está siendo acosador, cuando evidencian que el consumo del cuerpo femenino no está chido (aja, la pornografía, el table, la prostitución… estas industrias son mega violentas con las mujeres), cuando rechazan los chistes machistas que minimizan a través del «humor» la causa del feminismo y la violencia de género, entre otras situaciones. Nosotras hemos buscado por muchas formas y durante mucho tiempo las maneras para hacer de este mundo un lugar mejor para nosotras, muchas de ellas de forma tranquila.

Llega un punto en el que ya no puedes, ya lo pides por favor muchas veces, lo explicas con manzanas, lo repites mil veces y no paran de matarnos, de violarnos, de acosarnos,
de ridiculizarnos, de violentarnos y entonces llega la rabia, muy necesaria ya, esta rabia impregnada de dolor, miedo y frustración encuentra salida en «quemarlo todo» y ¿saben? está bien, lo necesitamos, porque no ha cambiado nada nuestra condición en el mundo, seguimos sobreviviendo en vez de vivir y eso es una sombra que todas (aunque digan que no viven violencia) tenemos. Este 8M fue histórico para nosotras, llevábamos varias semanas muy bajas de ánimos por el bombardeo de medios sobre desapariciones, violaciones y feminicidios. Nos sentimos Ingrid, Fátima, Marbella, Valeria, Fabiola… nos vimos reflejadas en un futuro que parece bastante probable en México, nos organizamos, dialogamos, creamos estrategias, nos abrazamos, nos escuchamos, también89612156_2854208148000695_5962597436546351104_o.jpg nos acompañamos en el dolor y muchas cosas más para que este 8M fuera lo que fue.

Se burlaban de nosotras por creer que iba a ser HISTÓRICO el 8 de marzo de 2020, nos amenazaron y buscaron crear miedo para no salir pero salimos, gritamos, rompimos, quemamos, lloramos, celebramos vernos juntas, nos acompañamos, nos secamos las lágrimas, nos cuidamos y dejamos en claro que el miedo nos lo estamos sacudiendo de nuestros cuerpos. Bien decían las compas de Argentina «Ahora que estamos juntas, ahora que si nos ven» estamos tumbando al patriarcado. Romper el paro el 10 de marzo, significó ver todo lo ocurrido primero con nosotras (en el 8) y luego sin nosotras (en el 9) me llena de alegría el corazón ver que somos más y que sin culpa nos estamos atreviendo a alzar nuestras voces. Morras, la estamos rompiendo, no olvidemos estos dos días, sigan llevándolos en su corazón para carga pila y continuar en la lucha por ustedes, por mí y por todas.

 

**La imágenes no son de mi autoría.