Palabras: Alejandra Montalvo*
Ilustración: Titihoon**
Escribo este texto entre lágrimas y ganas de aferrarme a la esperanza que se encuentra oculta en mis memorias. Hace unas semanas decidí enunciarme feminista bisexual. La primera ya lo había hecho, pero la segunda resultó una sorpresa para la gente que me rodea. En mi ingenuidad creí que mi enunciación no tendría severas repercusiones, pero identificarte bajo la trinchera de la bisexualidad suele ser un estigma para muchos de los espacios que habito desde un territorio corporal y geográfico cruzado por múltiples discursos.
Primero, la familia; el llanto, la cara de decepción, la angustia en sus ojos al ver que su hija favorita, la más estudiosa, la más correcta y seria se torció y se hizo mitad “perversa” mitad “perversa normalita”. El uso de la culpa entre mis progenitores para volcar la plática y mencionar que la culpa es de ellos por educarme mal, por ser tan open mind y permitirme leer otras cosas fuera de la santa biblia, por acceder a que yo leyera cosas tan confusas como los feminismos.
Mamá, papá, yo amo a las personas; no me imagino limitarme con lo primero que se le presentan a mis ojos si mi corazón y deseo me llevan hacia los cuerpos que emanan luz. Estoy muy agotada. Tía Lucha, déjame descansar en tu regazo y llorar que tengo un nudo atrapado en mi pecho que no se quita por más que le pasan las olas del mar que habitan mi ser. Estoy cansada de tratar de alcanzar ideales absurdos que me dejan abatida. Traté de ser la más feminista, perdón amigas radicales, soy bisexual. Mi radicalidad me pertenece, no estoy en un club, yo incomodo y resisto sólo con existir, de ahí mi radicalidad. Mis ancestras me susurran que siga cortando las espinas, que elimine cualquier intento por acallar mi voz, que me aleje de los atrapa sueños que frenan mi vuelo de mariposa curiosa.
Estoy cansada, mamá Lucha, muchas son las voces las que me condenan. Me dicen que sólo hay un camino de organización con las mujeres. Yo sé que no, pero mi voz es muy tibia y chiquita, me falta la fuerza para aferrarme a la profundidad de la tierra y no permitir que otras hablen por mí. ¿Qué es este dolor en mi pecho?, creo que se llama duelo, mi espíritu me dice que debo soltar a las mujeres que un día admiré. Mis primeros enamoramientos de mujer.
Mi afán por llamar su atención a las voces lucidas de mi generación. Lo siento, esta vez pienso volcar ese amor y admiración hacia mí y los cuerpos que me sostienen sin hacerme sentir vergüenza por existir. Que me cuestionan, pero también me abrazan, susurrándome: yo creo en tu producción individual de “lo personal es político”, mana chula, YO SÍ TE CREO.
Y no me malinterpretes, querida amiga, y creas que estoy infectada por toda por esa enfermedad capitalista llamada individualismo voraz que no mira más que su propia necesidad y sed de ganar-ganar, psicologizando los sentires; mi voz se entreteje con la vida de otras mujeres disidentes y rebeldes que, como yo, están cansadas que les dicten cómo “deben de ser”. No se me acomodan los dogmatismos, pero le apuesto a la sanación en colectivo, a la organización lúcida rebelde que se ensucia las manos y pone el cuerpo para resistir y transformar tanta mierda patriarcal que nos hunde.
Es curioso cómo al ir finalizando estas líneas me siento más a gusto en mi pellejo. Mi quijada se relaja y mis ojos descansan del fluir de lágrimas. Yo soy una bruja, me reinvento y transformo, soy fuerza cíclica, no me estoy quieta, tejo puentes y desconecto, transmuto en una criatura, hermosa, nocturna, que por fin se miró al espejo y se dio cuenta que ella es, efectivamente, la bestia sombra de la que tanto me hablaba la nana Anzaldúa.
*Alejandra Montalvo. Mujer, feminista, socióloga, cinéfila, vegetariana, fronteriza y egresada de la Maestría en Estudios de la Mujer. Le laten los estudios del cuerpo desde la perspectiva feminista interseccional, los feminismos decoloniales, comunitarios y chicanos y el papel de las mujeres en las religiones.
**Me llamo Titi Gutierrez pero Titihoon es el nombre bajo el cual dibujo, hago historietas, ilustro, edito y produzco. Venezolana viviendo en Buenos Aires hace 12 años. He participado con mis fanzines y publicaciones en eventos en la fundación PROA, Feria internacional del Libro Buenos Aires, ArteBA, distintos festivales en el CC Recoleta, Paraguay festival de arte impreso, Museo de Arte Moderno, Festival Wom Fest en Italia, Gutter fest en Barcelona. Ilustre para medios digitales como 12 para las 12 de página 12, Revista Kunst, FILBA, Emergentes medios, Bauhaus 100 de Alemania y medios impresos como Revista Femiñetas de España, El club vampire, Revista Las Fieras, Revista Invasor, Carboncito de Lima entre otros. Formo parte del Colectivo La vuelta al mes en 30 ilustradores, donde colaboré de varios proyectos en la BIENAL FADU. Recientemente participe en el la exposición colectiva trabajo sexual y artivismo en el Ateneu del Raval en Barcelona, Museo MUHU del Gobierno de la ciudad con la muestra colectiva Mutaciones Urbanas y de la muestra Continente Ilustrado en el CC Recoleta Exposición que reúne a les ganadores y finalistas del premio Novela Gráfica de Ciudades Iberoamericanas, organizada por la Unión de Cuidades Capitales Iberoamericanas y el Ayuntamiento de Madrid. Fundadora del colectivo 365 Mujeres Ilustradas, fuimos editadas por la Editorial Sudestada en el 2018, con el libro 365 ilustrades, mujeres, trans y travestis. Mis publicaciones se pueden conseguir en librerías independientes en Barcelona, Santiago de Chile, Río de Janeiro, Lima y Buenos Aires Imparto talleres sobre Dibujar Ciudades en Berlín Grafik y Talleres de dibujo en el Museo de Arte Moderno. Actualmente trabajo paralelamente en 2 novelas gráficas, una de las novelas será editada por Editorial Deriva.
Instagram/Facebok : @titihoon
https://titihoon.wixsite.com/porfolio
Nota editorial: Este texto es una colaboración entre escritura e ilustración para visibilizar lo que desde las diversas experiencias y saberes feministas se puede hacer a nivel transfronterizo y global. Además de tejen alianzas y acercar talentos entre la comunidad feminista, se visibiliza y celebra a las mujeres que escriben, ilustran y por diversos formatos, crean.