El silencio es poder

*Por Mónica Gotaire y Sarahí Boleko

Yo iba a morir tarde o temprano, hubiera hablado o no. Mis silencios no me habían protegido. Tampoco las protegerá a ustedes. Audre Lorde

Hay palabras que cuesta mucho pronunciar, pero el recuerdo del agravio se nos queda dentro, se acomoda en un rincón del cuerpo, ahí donde vamos guardando los aguijones, las cuchilladas, las risas en la espalda, como diría Lemebel. Todos esos “piquietitos” son heridas que hacen más grande la herida primigenia: la herida colonial. Esa herida, que nunca cierra, se hace más grande en medida que decidimos callar, que dejamos las cosas pasar, que no pronunciamos las palabras que nos hacen daño. Es por eso que nosotras, en un intento por reparar/nos, queremos hablar. 

Hemos esperado varias semanas para contar esto, hemos dejado que la primera punzada de rabia se asentara, para dar paso al dolor. Hemos querido pensar bien la forma en que contar esto, sobre todo para no hacernos daño a nosotras mismas ni a nuestras comunidades. Nos hemos preguntado de qué pueden servir estas líneas y a quién y si hablamos es porque no queremos participar del pacto de silencio que reproduce el racismo institucional en el Reino de España. 

Los cargos políticos establecen sus mandatos a través de concesiones y silencios, para la clase política callar es ganar, siempre hay una prebenda, algún puesto, algún ministerio afincado sobre el silencio. Se han acostumbrado a mirar hacia otro lado con tal de, no ya de perder sus privilegios, sino de ni tan siquiera ser mínimamente cuestionados y en ese mirar hacia otro lado se pierden vidas negras, marrones, migrantes. El silencio mata.

no queremos participar del pacto de silencio que reproduce el racismo institucional en el Reino de España. 

En el Reino de España el racismo de estado no se esconde o se amaina en los tiempos en los que gobierna la izquierda, el racismo de estado y sus estructuras son ignoradas, incluso negadas, lo que permite su reproducción ad infinitum, porque en principio no se puede combatir algo que no existe y mientras tanto, esas estructuras se hacen fuertes también en los tiempos de gobiernos de “transformación social”. 

El pasado 21 de marzo, Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, el Ministerio de Igualdad se sentó junto a los movimientos antirracistas en lo que fue la III Semana Antirracista organizada por dicho Ministerio. En la mesa “Antirracismo. Logros y retos para una agenda política antirracista”, se supondría que estaría Irene Montero, sin embargo, no asistió debido a la moción de censura impulsada por un partido de ultraderecha, en su lugar asistió la Secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam. Estaba también Rita Bosaho, Directora general para la Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial quien fue la encargada de abrir la mesa; compañeras del proyecto gitano La Fragua Projects, Lamine Sarr del Sindicato de Manteros de Barcelona; Seydou Diop de la Asociación de Nueva Ciudadanía por la Interculturalidad, ASNUCI;  Edith Espinola por SEDOAC y Mónica Gotaire por el Movimiento Estatal Regularización Ya y Sarahi Boleko, Presidenta de SOS Racismo–Madrid. 

Ese espacio, estaba cogido con pinzas, porque lo que la militancia pensaba que iba a ser un lugar donde transmitir a todo el público a través de la retransmisión en directo de nuestras demandas antirracistas y todo aquello que nos queda por hacer, tanto al interior del movimiento antirracista, como trabajando con el Ministerio y las instituciones,  se convirtió en un espacio cerrado en el que reinó el silencio y de nuevo las voces antirracistas fueron acalladas. A día de hoy la grabación de esta mesa no se ha hecho pública y hay una razón para ello: no fue grabada. 

Desde RegularizaciónYa, habíamos colgado el link de la mesa en nuestras redes sociales, esto por dos motivos; el primero, al ser un movimiento estatal muchas de nuestras compañeras no podrían asistir al acto y nos parece que debemos transparencia en nuestro discurso de cara a nuestro movimiento. El segundo,  porque este tipo de intervenciones impulsan la incidencia social, pues llega a muchas personas a las que no llegamos a través de nuestras redes sociales. Este es un elemento que sopesamos cuando nos invitan a participar en determinados espacios. Sabemos que necesitamos toda la visibilidad que sea posible. Cuando alguna de las portavoces de RegularizaciónYa tiene alguna intervención pública, nos preparamos de manera colectiva, para explicar de manera clara la ILP a personas que habitualmente no nos escuchan, que no son cercanas al tejido antirracista, esto con el fin de sensibilizar y sobre todo hacer incidencia social. A día de hoy el Movimiento estatal se ha convertido en un actor político y es gracias al trabajo de todas nuestras compañeras en todos los territorios. Así pues, cuál no sería nuestra sorpresa cuando recibimos mensajes de compañeras en los que nos dicen que el streaming no se ve. La retransimisión fue cortada de manera unilateral y sin consultarnos nada por parte del ministerio. El formato de la mesa se cambia en ese momento y pasa a ser un espacio cerrado, el motivo: “que sea un espacio de seguridad”. Se le pide también a una compañera del público que deje de grabar como deferencia a la Secretaria de Estado, quien prefería no ser grabada. 

Un espacio de seguridad ¿para quién? 

La intervención de la Secretaria de Estado fue muy dolorosa y desde nuestro punto de vista estuvo fuera de lugar. Desde el enfado y a la defensiva, nos dijo: podéis venir con botes de humo y poner pancartas a la puerta del Ministerio, pero no voy a permitir que pidáis la dimisión de Irene Montero. Nos explicó, desde una profunda condescendencia que todos los temas de la agenda del Ministerio son prioritarios, que la atención a las mujeres violadas era prioritaria y que se negaba a priorizar unos temas sobre otros. Esa fue la respuesta a nuestras exigencias al Ministerio por la responsabilidad del asesinato de 37 personas y más de 60 desaparecidas en Melilla. Y lo contamos aquí aún a sabiendas de lo que esto pueda generar, tanto en la opinión pública, como al interior de nuestras comunidades: No seremos cómplices del silencio institucional, no seremos cómplices con el racismo y sobre todo no callaremos sobre un acto que nos pareció profundamente violento. La blanquitud en el centro hasta para hablar de antirracismo. 

la agenda del Ministerio son prioritarios, que la atención a las mujeres violadas era prioritaria y que se negaba a priorizar unos temas sobre otros. Esa fue la respuesta a nuestras exigencias al Ministerio por la responsabilidad del asesinato de 37 personas y más de 60 desaparecidas en Melilla.

En aquel supuesto espacio construido desde un marco efímero de seguridad, no hubo espacio a un diálogo desde el dolor. Figuras institucionales como Ángela Rodríguez Pam, no permitieron que se hablara del silencio del que han sido partícipe los cargos políticos y del Ministerio frente a nuestras muertes en el Mar Meditarraneo. Porque Marlaska dió la voz, pero nadie la acalló, ni nadie respondió. Y así es como actúa el racismo de estado, desde un silencio poderoso que no reprueba a quién masacra, que indica casi con boca pequeña que sus actos se encuentran maniatados por culpa de otras instancias sin analizar la propias responsabilidades en la impunidad. 

Cada una de nuestras intervenciones en ese encuentro fueron profundamente políticas y feministas, hablamos de derechos humanos, de migración, de derecho al asilo, de la ley contra el racismo, de derechos para las trabajadoras del hogar y los cuidados, nosotras estábamos hablando de política porque es lo que hacemos día tras día en nuestras comunidades. De esa política que pretende transformar el mundo, de esa que cambia vidas y pretende que sean más vivibles en marcos de profunda hostilidad. 

hablamos de derechos humanos, de migración, de derecho al asilo, de la ley contra el racismo, de derechos para las trabajadoras del hogar y los cuidados, nosotras estábamos hablando de política porque es lo que hacemos día tras día en nuestras comunidades.

No somos ingenuas, sabíamos que no sería un sitio cómodo, un ministerio nunca lo es desde nuestra posición subalterna y callejera. Para el poder somos ruido y molestamos. Nuestro discurso molesta, nuestra piel incomoda, nuestros reclamos y señalamientos ofenden su moralidad blanca. No somos ingenuas, pero no nos esperábamos tal despliegue de racismo y paternalismo. No nos esperábamos que nos riñeran como quien riñe a una criatura que se ha portado mal, somos sujetas políticas, llevamos muchos años en asambleas, en movimientos sociales, en espacios políticos de la izquierda blanca. 

El 21 de marzo, la militancia antirracista habló desde el dolor. Desde el dolor que nos hace seguir militando y combatiendo, frente a ese silencio poderoso que nos acalla y nos violenta de manera institucional y de forma transversal. Y desde ahí dialogamos y marcamos nuestra agenda política. Nosotras seguiremos en esto, aunque cambien los colores y los sillones los ocupen otras. Llevamos muchos años en el activismo, entre otras cosas, porque nos va la vida en ello. 


*Mónica Gotaire es parte del Movimiento Estatal Regularización Ya y Sarahi Boleko es Presidenta de SOS Racismo–Madrid. 

** Derechos de imagen: @diego_radames