Comenzamos esta Editorial con una afirmación dirigida al patriarcado: somos las hijas de las brujas que no pudiste quemar. Dentro de la mentalidad occidental cristiana dual, el concepto de bruja está asociado con la idea del mal; si había sequía, todo era culpa de las mujeres que no obedecían, si un padre no tenía suficientes bienes para mantener a su familia, eran las mujeres de su casa quienes se daban-dan como moneda de cambio; mujeres ancianas, viudas, huérfanas y “rebeldes” eran llamadas brujas y despojadas del derecho a vivir. Cuando las sociedades occidentales comenzaron a secularizar sus prácticas y pensamiento, retomaron la idea de que las prostitutas, feministas, lesbianas, disidentes religiosas, disidentes políticas, o mujeres que no desean casarse o tener hijxs, son “mujeres malas” o brujas. Así es que, a lo largo de casi dos siglos, se normalizó en el lenguaje sexista, clasista, heteronormado y moralista, que las mujeres que transgredimos el orden de las leyes naturales, somos dignas de ser linchadas física y moralmente. Lo cierto es que los dispositivos de control desarrollados hacia nosotras, intentan controlar nuestros modos de vida, nuestros cuerpos, nuestra fertilidad, nuestra vida y hasta nuestra muerte.
Por ello, desde tiempos inmemorables, las mujeres hemos dado la batalla por sobrevivir y recuperar nuestra humanidad. Somos parte de un aquelarre colectivo que, a lo largo del mundo, reúne y convoca a mujeres a compartir sabidurías ancestrales e historias de resistencia. También hacemos memoria de aquellas mujeres, de todas las edades, principalmente pobres que, en nombre de Dios, de la Patria, de la Ciencia y la Medicina; en nombre de la familia y la sociedad, fueron llevadas a la Inquisición, a las cortes revolucionarias, a los calabozos, a los manicomios, a las torturas y experimentos médicos, sin salir ya con vida. Que este mes que inicia con la celebración del Día de los Muertos, no olvidemos que la muerte ha dejado de ser algo privado o familiar, sino que pasó a ser algo público y que nos incumbe a todxs. No son sólo nuestrxs seres queridxs cercanxs a quienes recordamos, sino a nuestras hermanas a las que se les arrebató la vida violentamente.
En ese hilo de memoria, el 2 de noviembre es el Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra lxs periodistas, y en México esto es algo que nos incumbe a toda la sociedad. El lema de “No se puede matar la verdad matando periodistas”, es un lamento que se extiende de norte a sur, de este a oeste, donde cientos de periodistas que han denunciado corrupción política, tráfico de influencias, lavado de dinero, vínculos de carteles de drogas con políticos en todos los niveles de poder, redes de prostitución y pedofilia, han sido asesinadxs. Mujeres periodistas que cubrían fuentes locales, fueron asesinadas sin compasión y sus muertes siguen en la impunidad, mientras otras como Lidya Cacho y Anabel Ochoa tienen amenazas de muerte. Y aunque una nueva generación de fotoperiodistas, así como “periodistas de a pie”, surgen con nuevas miradas y contenidos para reportar sobre los feminicidios, y temas relacionados al género, se sigue reconociendo que México es uno de los países del mundo más peligrosos para ser mujer y periodista, desde finales de la década de los 90, cuando se fue fortaleciendo un narcogobierno.
Desde una crítica feminista, las guerras que libramos en este siglo, no sólo en nuestros cuerpos y los modos de vida que consideramos justos, sino que el cambio climático nos ponen ante una emergencia mundial. Se han percatado que cuando un país está en guerra, ¡gran parte de sus recursos naturales se ocupan para pagar armamento! También las nuevas formas de colonización que llegan a América Latina, África o países que fueron violentamente integradas a Occidente, son santuarios de diversidad de ecosistemas y riquezas naturales, pero donde llegan los “señores del dinero” a hacer magaproyectos y despojar de tierras ancestrales a las comunidades campesinas e indígenas. Por ello, es que el 6 noviembre, Día Internacional de la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados, nos lleva a pensar que la paz no sólo es una urgencia entre las sociedades, sino también para frenar la explotación de los recursos naturales de los pueblos como moneda de cambio en tiempos de guerra. Y a su vez, para reflexionar y rechazar el ensayo de lanzamientos de misiles nucleares en el mar, los cuales destruyen los ecosistemas submarinos, sin mencionar la cantidad de residuos contaminantes que permanecen en las profundidades, dañando y mermando la biodiversidad marina y la salud del planeta entero, en nombre de la violencia y la intolerancia.
El 10 de noviembre queremos reconocer el aporte de mujeres científicas y mujeres sabias, que desde conocimientos ancestrales han creados medicinas y alternativas de vida que contribuyen a la paz de sus naciones y el desarrollo de sus comunidades. Recuperemos la memoria y aporte de mujeres creadoras que no aparecen en los libros de ciencias y de Historia, pero que su legado sigue vivo.
16 de noviembre es el Día Internacional Para la Tolerancia. De nueva cuenta, no podemos celebrar y reconocer la diversidad si primero no avanzamos en una cultura de reconocimiento de quienes nos son diferentes. Pero que esas diferencias no sean barreras identitarias, sino puentes de acercamiento y construcción de saberes comunes. Apostamos por una diversidad de feminismos donde cada mujer (cis y/o trans) no se sienta forzada a renunciar a su identidad y a sus conocimientos, sino que los espacios donde se formen círculos de mujeres, puedan ser seguros, tolerantes y constructivos. Esta misma fecha celebramos el Día Mundial de la Filosofia, queremos recordar a todas las mujeres que han aportado al desarrollo del pensamiento humano y que con su trabajo, han contribuido a las teorías filosóficas que nos permiten entender y cuestionarnos el ser. Porque sin la reflexión no podemos generar nuevas maneras de co-existir como seres humanxs.
También queremos reflexionar sobre el 19 de noviembre, que es el Día Internacional del Retrete. En la India, por ejemplo, la mayoría de violaciones a menores y mujeres sucede cuando van a defecar públicamente. Aunque ya se va concientizando de la importancia de este artefacto para la salud pública, esfuerzos feministas educan a mujeres y niñez para identificar abusos, cómo prevenirlos y cómo tener acceso a mejores condiciones higiénicas. Este día en particular, nos demuestra cómo el feminismo tiene un deber para ejercer desde la mirada interseccional, misma que nos permite ver nuestros privilegios frente a otras mujeres, y así activar nuestras mentes y esfuerzos para que ninguna mujer tenga menos acceso a las oportunidades y derechos humanos básicos, que otras. El camino a la igualdad de derechos y oportunidades entre los sexos, tiene que librar varias luchas dentro de la lucha para alcanzar ese objetivo.
El 20 de noviembre es el Día internacional del Niño. Aunque en Feminopraxis nos asumimos a favor de las personas no binarias, también creemos que es posible otras formas de ser hombre, en masculino, donde las prácticas y comportamientos patriarcales no rijan a las nuevas generaciones de hombres que nos acompañan en las luchas feministas. El reto es educar en la igualdad, la diversidad, el afecto y el compromiso de hacer un mundo justo para hombres, mujeres y la vida en general. Que este día nos sirva de un buen pretexto para sensibilizar a compañeras y aliados que crían hijos varones, sobre la importancia de deconstruir los privilegios masculinos y transformarlos en nuevas masculinidades.
Una de las fechas más conmemorativas para el feminismo, es el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Si ese día tienes planes de una marcha, una acción global por las redes sociales, o algún material que compartir, no dudes en mandarnos para darle difusión y unirnos contra todo lo que nos está privando de la libertad y autodeterminación.
Finalmente, el 29 de noviembre extendemos nuestra solidaridad con el pueblo palestino frente a la ocupación y neocolonización que Israel lleva a cabo sin piedad. Nuestra sororidad con las hermanas palestinas y sus descendencias, nuestra sororidad con los pueblos del mundo y los colectivos de mujeres que hoy y siempre, resistimos, aunque nos quieran quemar.
-Feminopraxis
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