Debiste habérmelo roto

*Por Marcia Macias

Debiste habérmelo roto, destrozado, debiste pisotearlo y tirarlo, escupirle. Pero no, en cambio, te tomaste la molestia y tuviste el cuidado de hacerlo poco a poco. Sentías lastima por hacerlo, pero de todos modos lo hiciste, y de la manera más cruel. Lo hacías con tanto cuidado que a veces pensaba que no lo estabas rompiendo. 


Cuando un vidrio se rompe las personas lo cambian al instante por uno nuevo y mejor que el de antes, pero cuando solamente se agrieta lo dejan ahí. No van a cambiar todo un vidrio por una grieta o dos, esperaran a que se dañe más para poder hacerlo y que valga la pena el cambio. Así fue con mi corazón, tu solo lo agrietaste, lo fuiste rompiendo despacio por lastima o miedo de hacerlo bruscamente, pero lo único que hiciste es que me doliera más y por más tiempo. 

No lo puedo superar ni renovar porque no está completamente roto, solo tiene grietas por todos lados, y por más que quiera arreglarlo no puedo. Esas grietas lo parten, pero de algún modo se sigue sosteniendo, sigue estando unido, sigue con una esperanza de que está bien, aunque yo sé que no. 

Debiste haberme hecho dudar de que latía. Hubiera preferido que me lo destrozaras de la manera más ruin, porque así me dolería mucho, pero sería cosa del momento, se me pasaría y lo superaría. Pero lo hiciste despacito como una enfermedad terminal, lenta. Hiciste que el dolor fuera poco, pero duradero tanto que sigue doliendo. 

Hubiera preferido que fuera como un disparo de un instante, que mi sangre hirviera hasta desaparecer, hubiera preferido ese dolor, mil y mil veces. En cambio “me diste cáncer”, me dabas esperanzas y después hacías algo que me destruía, hiciste que ese dolor de un instante se expandiera a días, meses, años. ¿Quién iba a pensar que hacerlo lento haría que doliera más? quien pensaría que la esperanza duele más que un corazón roto? Dicen que la esperanza nunca muere, pero no saben que es esta la que te mata; la que te eleva y te estrella de la misma manera, la que te ilusiona, es esta la que te duele, la que te hace dudar, la que te confunde y juega con tus pensamientos. 

Hiciste que te quisiera más, hiciste que me acostumbrara al dolor, a que me gustara. Se que no lo quisiste hacer con esa intención, o no sé, ya no sé qué sentir ni pensar, estoy tan confundida por tanto masoquismo que ya no se si es amor u obsesión. Me has dañado tanto que perdí esa cordura; no sé si estoy traumada, dolida, o locamente enamorada. 

Debiste habérmelo roto…

Mi nombre es Marcia Macias Orozco y me gusta describir lo que observo y siento. Soy peculiar, curiosa e indecisa. Me apasionan los pequeños detalles de la vida y ver a la gente reír. Ser cursi y dramática es el amor apache de mi personalidad. IG:@marciamo9

*Los derechos de la imagen no que acompañan el texto no son de nosotras, la colaboradora nos la ha brindado.

Aviso: El texto anterior es parte de las aportaciones de la Comunidad. La idea es dar libre voz a lxs lectorxs en este espacio. Por lo anterior, el equipo de Feminopraxis no edita los textos recibidos y no se hace responsable del contenido-estilo-forma de los mismos. Si tú también quieres colaborar con tus letras, haz clic aquí para obtener más detalles sobre los requisitos.