Por Nabi*

Nací entre dunas de arena,
un día de lluvia;
podría decir que con la Biblia bajo el brazo,
pero esa la colocaron en mi útero.
Mi pecado número uno fue ser mujer.

El segundo fue ser mestiza.
Conforme fui creciendo supe que subir de peso
y tener vello corporal también estaba mal.

Mi pecado número tres fue menstruar a los once;
me adoctrinaron para ser la mujer virtuosa:
mi virginidad debía ser el regalo principal para mi futuro marido.
—¡Cuánta gloria cargaría ese hombre: un himén roto!

Mi pecado número cuatro fue cuestionar.
Nunca he estado en contra de que exista algo superior;
sin embargo, tenía derecho a hacer preguntas,
y ese derecho se me negó.

Al parecer, tener dieciséis años y cuestionar la Biblia estaba mal,
porque eres joven e inmaduro para comprender cosas espirituales;
pero no lo eras al retener el dogma en un departamento de párvulos.
Vaya hipocresía: mi espiritualidad se congeló.

Mi pecado número cinco fue llamarme agnóstica.
Sé que debí hacer algo más grande que estudiar teología;
aún me arrepiento de no hacer que mis amigas abusadas entre iglesias hablaran.
Decir que era una niña no es justificación, pero estaba sola,
tenía miedo — ¿qué dios me ayudaría en ese punto? Ninguno.

Marqué mi cuerpo con tatuajes y perforaciones para reclamar mi autonomía;
ya no les pertenecía, así que también tomé un par de maletas.
No voy a negar que dejar todo atrás me dolió:
haber crecido en ese lugar te desarrolla síndrome de Estocolmo.

Mi sexto pecado fue perder mi virginidad con un extranjero.
No fue la gran cosa; no me sentí caída en desgracia,
tampoco pude tener un orgasmo,
solo obtuve dolor y serotonina de manera temporal.

Mi séptimo pecado es autocondenarme al limbo:
no confío en nadie que me venda una religión;
pero cuando estoy en la penumbra de mi habitación
quiero ponerme de rodillas y pedir por mis niñas del norte.


Nabi (Stella Sarahí)  5 Febrero 1994 Ciudad Obregón, Sonora, México. 
Escritora Independiente y tallerista, educada en el Instituto Tecnológico Superior de Cajeme y la Universidad Autónoma Metropolitana de la Ciudad De México. 
Comprometida con la exploración de la identidad y las emociones, inició su travesía literaria en 2015. Desde entonces, ha compartido su voz en eventos de relevancia, como los Encuentros de Jóvenes Escritores de la UAM Iztapalapa en 2018 y 2019, donde presentó fragmentos de su primer poemario, Bacanora en las venas, una obra marcada por la introspección y la potencia de su tierra. Su poesía, íntimamente ligada al feminismo, ha encontrado un espacio natural en colaboraciones con diversas revistas feministas, donde sus textos aportan una visión crítica y reflexiva sobre la realidad social actual. Su último trabajo poético fué  Cuando Aparece La Luna  2024  publicado por Amazon Kindle  una antología poética que lleva a los lectores a experimentar sentimientos profundos en la melancolía de la madrugada. Su narrativa enfocada a microficciones ganó un lugar en la edición Terrural de la revista Anapoyesis con el título La Última Danza 2025.

Redes Sociales:   Instagram: @nabiverse.s

2 respuestas a “Mis siete pecados capitales”

  1. Gracias por este poema, que emana fortaleza, crecimiento, alma y espíritu, y sobre todo asertividad, te agradezco el compartir tus palabras.

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  2. Me encantó este poema. Resuena mucho con mi historia de vida.

    Gracias por escribir!

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