¡ANTICONCEPTIVOS PARA NO ABORTAR! (historia de la píldora anticonceptiva)

Actualmente, los derechos sexuales y reproductivos, a pesar de enfrentarse aún a grandes debates y obstáculos, han avanzado en su reconocimiento y alcance dentro de los países desarrollados y en vías de desarrollo. Asimismo, dichos avances están siendo impulsados, y exigidos, en países no desarrollados que presentan serias problemáticas de salud sexual y reproductiva derivadas de la falta de acceso a métodos anticonceptivos, planificación familiar e interrupción legal del embarazo. La lucha por la libertad en la toma de decisiones relacionadas a la sexualidad y la reproducción, es un trabajo vigente para millones de personas alrededor del mundo.

Así, en el mes de las maternidades elegidas, he decidido hablar un poco acerca de la historia de uno de los anticonceptivos que revolucionó la vida sexual de las mujeres y la planificación familiar: la píldora anticonceptiva.

En el siglo XX, los incipientes movimientos feministas comenzaron un debate social acerca de la situación que la mujer había vivido a lo largo de la historia respecto a la reproducción y ejercicio de su sexualidad. Siendo consideradas inferiores al sexo masculino, tanto física como intelectualmente, estos grupos de mujeres organizadas comenzaron a exigir los derechos civiles que se les habían negado por parte del sistema por el simple hecho de ser mujeres, reclamando un trato igualitario en relación a los hombres. Dentro de las diversas demandas que las mujeres solicitaban a sus gobiernos, se encontraba el derecho a la libertad de decidir sobre su propio cuerpo, es decir, la elección de querer o no reproducirse. Aunadas a este tema surgen otras exigencias como el derecho al aborto y el acceso al uso de métodos anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados.

Surgimiento de la píldora anticonceptiva

El uso de anticonceptivos como la píldora es algo sumamente reciente, y sus más notables avances podemos observarlos a partir de 1950. Habiendo un desarrollo científico reducido, hasta principios del siglo XX las mujeres se veían obligadas a experimentar con métodos anticonceptivos poco efectivos y potencialmente nocivos para su bienestar físico.

El surgimiento de la píldora anticonceptiva funge como parteaguas entre el estilo de vida que las mujeres solían tener en los años previos a la década de los 60’s y nuestro actual modo de vivir, ya que significó la liberación de la vida sexual que tenían hasta el momento, ligada a una imposibilidad de evitar, de manera segura, los embarazos no deseados.

Sin importar las fuertes críticas que surgieron al respecto, sobre todo por parte de los grupos católicos y religiosos en general, las mujeres deseaban fervientemente poder obtener un método con el cual pudieran planificar libremente su vida familiar. En contraste con generaciones anteriores, cuando las mujeres pasaban prácticamente toda su vida en un círculo que limitaba las oportunidades de desarrollarse como individuas: embarazo-lactancia-embarazo (sin contar la crianza de lxs hijxs que permanece latente a partir del primer parto). Ligado a esto, se encontraba también el interés de controlar la sobrepoblación, que con la crisis de 1929 en Estados Unidos, se había vuelto algo inminente (Médica, 2010). De ahí que quizá el surgimiento de la píldora no se pueda ver del todo como un acto en pro de los derechos de las mujeres, sino probablemente tan sólo como una medida de prevención que procuraba el bienestar económico de una nación.

Hoy en día podemos encontrar diversos tipos de píldora anticonceptiva, con dosis específicas para cada tipo de mujer, ya que con el tiempo se ha descubierto que los niveles necesarios de hormonas que cada una de las mujeres necesita para prevenir/impedir un embarazo pueden variar. Pero no fue siempre así.

En un principio; la píldora surgió con un solo modelo: Enovid, que en realidad fue el resultado de un intento por mejorar la producción de óvulos para aquellas mujeres que tenían problemas de fertilidad (Watson, 2002, p. 459). Este descubrimiento fue realizado en el estado de Massachusetts, Estados Unidos, por el doctor John Rock, quien irónicamente era católico, y que buscando una manera de que las mujeres pudieran procrear sin problemas, descubrió que la progesterona y estrógenos también lograban que durante su uso, la fecundación no se lograra. Así, el doctor Rock logró, junto con la ayuda del doctor Gregory Pincus, una combinación de dichas hormonas la cual podía evitar el embarazo si se tomaba en las dosis correctas los días indicados (Watson, 2002, pág. 459).

Sin embargo, a pesar del gran descubrimiento, en el estado de Massachusetts el control de la natalidad era ilegal en 1956, por lo que ambos doctores tuvieron que hacer pruebas en casi 200 mujeres de Puerto Rico, lugar donde las mujeres solicitaban con urgencia una manera de impedir los embarazos no deseados. La iglesia, al saber de esto, estuvo a punto de excomulgar al doctor Rock, pero no fue así, y en 1957 la FDA (órgano regulador de alimentos y fármacos en E.U.A) aprobó la píldora Rock-Pincus para tratar pacientes con trastornos menstruales (Watson, 2002, pág. 459). Después de unos años y varias pruebas más, el 10 de mayo de 1960 (curioso día de las madres en nuestro país) la FDA aprobó el Enovid, píldora fabricada en Chicago por G.D. Searle & Co. (Watson, 2002, pág. 459).

La ingesta de la píldora fue muy criticada por muchxs, empero, el consumo que tuvo a partir de ese año fue impresionante. A un año de haber sido aprobada, la píldora la tomaban cerca de cuatrocientas mil mujeres estadounidenses, cifra que iría en aumento durante los siguientes cinco años. En 1966, casi seis millones de mujeres tomaban la píldora anticonceptiva ya no sólo en Estados Unidos sino también en Gran Bretaña (Watson, 2002, pág. 459). Es claro, como lo menciona Peter Watson (2002, p.459), que el mundo estaba cambiando, las personas estaban cambiando; y conservar la idea de que la planificación familiar no debía practicarse era casi imposible para muchxs. Es así que para 1975 en Gran Bretaña se le recomendaba al 58 por ciento de las parejas que asistían a consultas en la Asociación de Planificación Familiar, consumir la píldora anticonceptiva.

Un enemigo eterno

La intervención de la Iglesia no hizo esperar demasiado. Sosteniendo un discurso en contra de los métodos anticonceptivos, en 1968 sale a la luz la Humanae Vitae (Papa Pablo VI, 1968) que declara explícitamente en sus Principios doctrinales que la procreación no es decisión de los conyugues, mucho menos de las mujeres solas, sino que es un “mandato divino”. Demostrando así que la Iglesia Católica (y prácticamente todas las religiones) mantiene ferviente su pensamiento machista y opresor ante estas circunstancias que en realidad nada tienen que ver con la fe (al menos desde mi punto de vista).

Desafortunadamente, lograr que este dogmatismo cambie es casi imposible. Las Instituciones como la Iglesia han adquirido su poder a lo largo de cientos de años de empoderamiento social y psicológico, con una inclinación de pensamiento retrógrada y severamente desigual en la concepción que se tiene sobre los hombres y las mujeres.

Resistir es avanzar

A pesar de la intervención Papal, a lo largo del siglo XX no importó si la Iglesia Católica se declaraba en contra de los métodos anticonceptivos. Como ya he mencionado, el uso de anticonceptivos a partir del surgimiento de la píldora y otros como el dispositivo intrauterino (DIU) tuvo un impacto más allá de lo imaginado. Además de la libertad que las mujeres adquirieron al poder utilizar la píldora, los avances tecnológicos sobre el cuidado ginecológico fueron tan prósperos que incluso la esperanza de vida con la que contaban las mujeres en relación con los hombres rebasó los estándares que hasta 1930 se tenían registrados (Lefaucheur, 1994, págs. 62-65), teniendo las mujeres no sólo una mejor calidad de vida sino incluso una vida más larga. En Francia, Finlandia y Estados Unidos, por ejemplo, la esperanza de vida de las mujeres alcanzó a rebasar hasta por siete años la de los hombres (Lefaucheur, 1994, pág. 64).

A pesar de que, incluso hoy en día, existen mujeres a las que les es imposible conseguir la píldora, ya sea por cuestiones económicas, porque su pareja se los impide o por que sus mismas tradiciones las arrastraran a dicha imposibilidad, el surgimiento de este anticonceptivo modificó la relación de género entre mujeres y hombres para siempre. Por primera vez, ya no serían únicamente los varones o “el destino” lo que decidiría el ciclo reproductivo de millones de mujeres, y esto definitivamente movería la balanza de la igualdad a favor de nosotras.

En el caso de México, una investigación hecha por el Instituto Mexicano de Estudios Sociales, A.C. en la Clínica para Estudios de la Reproducción Humana del Instituto Nacional de la Nutrición en 1971, señaló que el 45% de las mujeres que se registraron, usuarias de métodos anticonceptivos, respondieron que la razón por la cual utilizaban estos métodos era por cuestiones económicas, las siguientes dos cifras más altas correspondieron a la preocupación por una mejor atención a lxs hijxs ya nacidxs y la propia salud (1971, págs. 91-92). Así mismo, la investigación del IMES (1971)  indica que las mujeres que tenían de tres a cinco hijxs o más, afirmaban tener muy poco o nada de desarrollo personal. Esto demuestra que no sólo las cuestiones económicas afectaban la decisión de tener o no más hijxs, sino que el bienestar y el desarrollo personal de las mujeres se veía y sigue viendo amenazado con la maternidad forzada.

¿Cómo negar entonces que las mujeres tenemos no sólo el derecho, sino la necesidad de tomar decisiones tan importantes como aquella de reproducirnos o no?

No cabe duda que el surgimiento de la píldora anticonceptiva transformó la realidad de millones de mujeres a nivel mundial. Este descubrimiento ayudó en gran medida a la emancipación femenina y a la disminución de la brecha de género en los países donde se tiene acceso a ella. Sin embargo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (2012), se prevé que en el mundo cada año alrededor de 33 millones de usuarias activas de métodos anticonceptivos, entre ellos la píldora, sufrirán un embarazo no deseado, debido a que ningún método es 100 % efectivo.

Esto implica que la lucha que las mujeres enfrentamos, particularmente en algunos países donde la prevalencia del uso de métodos anticonceptivos es muy baja, o donde la píldora de emergencia y/o la interrupción legal del embarazo son restringidas con el argumento de defender la vida desde el momento de la fecundación, no puede ser descartada ni llevada a menos.

Es materia de estudio, trabajo y esfuerzo insistir en que el avance que se ha logrado desde los años 60 en defensa de nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos (justamente estamos celebrando los 10 años de la ILE en la Ciudad de México), no se detenga ahora y mucho menos empiece a caminar hacia atrás. Mientras alcanzamos la plenitud de nuestros derechos sexuales y reproductivos, seguiremos exigiendo:

¡Educación Sexual Para Decidir!

¡Anticonceptivos Para No Abortar!

¡Aborto Legal Para No Morir!

-La Fata Morgana


La Fata Morgana —Feminista, socióloga y poetisa mexicana. Amante del café y los animales. Publica el blog de poesía y otros insomnios Lunas Letras y Café.  Le apuesta al veganismo como estilo de vida ético, justo y libre de crueldad para todxs. Su alter ego: Pamela Erin Mason R.

Twitter/Instagram: @lafatamorgana_

Bibliografía

Gual Castro, D. C., Leñero Otero, L. L., Elu de Leñero, M. d., Romero Aguilar, L., & Zetina Lozano, G. (1971). Mujeres que habla: implicaciones psico-sociales en el uso de métodos anticonceptivos. México: IMES.

Lefaucheur, N. (1994). Un nuevo régimen de maternidad. En F. Thébaud, Historia de las mujeres: El siglo XX. Los grandes cambios del siglo y la nueva mujer (pág. 358). Madrid: Santillana.

Médica, B. (10 de mayo de 2010). Bitácora Médica. Recuperado el 20 de octubre de 2010, de http://bitacoramedica.com/weblog/2010/05/la-pildora-anticonceptiva-y-su-polemica-revolucion-cumplen-cincuenta-anos/

Papa Pablo VI. (25 de julio de 1968). Vatican, The Holy See. Recuperado el 18 de septiembre de 2010, de http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_25071968_humanae-vitae_sp.html

Watson, P. (2002). historia Intelectual del siglo XX. Barcelona: Serie Mayor.