El 8 de marzo tuvo inicio el PRIMER ENCUENTRO INTERNACIONAL, POLÍTICO, ARTÍSTICO, DEPORTIVO Y CULTURAL DE MUJERES QUE LUCHAN en el que diversas mujeres en contextos, edades, niveles económicos, niveles académicos, orientaciones e ideologías se reunieron en la zona zapatista en Chiapas. Pienso que todo lo que tengo que decir al respecto no puede estar en un sólo artículo por lo que decidí dividirlo en dos partes, una con las cosas positivas rescatadas del encuentro y otra con las cosas que considero tenemos que reflexionar y deconstruir en nosotras.
Empezaré con el buen sabor de boca que dejó dicho encuentro para las que asistimos y, de cierta manera espero, para las que no tuvieron la oportunidad de hacerlo pero sí de estar al tanto de lo que sucedía allá.
La capacidad de organización: las compañeras zapatistas demostraron, una vez más, que en la organización está el poder de cambiar diversas situaciones de nuestros contextos. Recordemos que con mucho esfuerzo y disciplina han logrado erradicar el alcohol y las drogas en sus comunidades pues entendieron que son parte del núcleo de las violencias que vivían. Ahora, con esa misma organización y disciplina lograron que al abrir la puerta las mujeres experimentáramos sentirnos en un mundo paralelo, donde se cuidaban los detalles para nuestra comodidad y facilidad de diálogo. Y es que creo que organizar un evento de esa magnitud no puede ser tomado a la ligera y ellas no lo han hecho, ofrecieron su casa como hospedaje, foro, escenario, cancha y cobijo.
Así mismo mujeres de otros contextos y situaciones con sus participaciones políticas, culturales, deportivas y artísticas también demostraron que las feministas o mujeres que luchan por sus derechos son capaces de organizarse en sus entornos para combatir eso que tanto nos daña. Escuchar el qué, cómo, para qué, cuándo y dónde de las diversas luchas que estas mujeres han representado me demuestra una vez más que pese a lo terrible que se está tornando este mundo, todavía existe una luz de esperanza.
Y he de admitir que antes de asistir al encuentro me encontraba en una etapa de reflexión que me llevó a sentir asco por la sociedad que tenemos ahora, por lo poco que se está haciendo de trabajo de base, por todas las violencias que todxs estamos sintiendo en nuestros cuerpos y almas y, especialmente, por ni siquiera poder salir a mi jardín sin recibir acoso de los hombres que pasan. Si, llegué a sentir que no vale la pena seguir en esto pues realmente no estaba viendo cambios (ni en lo más mínimo) en ningún espacio. Pero, en esos días que se dio el encuentro, verme rodeada de más de 5 mil mujeres de distintos espacios, luchas y cicatrices me recargó la pila para continuar en este camino que yo he escogido, que sé que no será fácil, que me traerá muchos más dolores pero también muchas alegrías ¿por qué? porque sé que no estoy sola cosa que el patriarcado/capitalismo se ha encargado de hacernos entender justo para perder la esperanza.
Las zapatistas han sido, y seguirán siendo creo yo, un referente importante para demostrar que con paciencia, disciplina y muchísima reflexión podemos llevar a la acción un mundo distinto para nosotras. También nos han enseñado que la lucha no sólo se tiene que quedar en nuestro contexto inmediato sino que tenemos que avanzar y llevarla, compartirla y articularla con otras luchas que faciliten un mundo donde quepan muchos mundos. Felicidades compañeras, creo que han logrado lo que muchas ni siquiera pudimos imaginar y ahora que lo vemos, deseamos pasarlo a nuestros lugares.
Parecerá que la lucha feminista o la lucha por las mujeres es sola y únicamente de nosotras, podría ser pero no lo es (¡JA!). Si bien creo que es cierto que nosotras tenemos mucha responsabilidad en esta lucha pues solamente nosotras sabemos lo que es vivir en carne propia el constante miedo a que nos acosen, que nos mutilen, que nos violen, que nos maten, que no golpeen, que nos maltraten psicológicamente… O también solo nosotras identificamos lo que se siente denunciar y recibir a cambio insultos, dudas, agresiones pasivas, agresiones directas o risas… Si, creo que solo nosotras sabemos lo que es vivir con eso y por ello la lucha tiene que ser liderada por nosotras, aunque también creo que ellos tienen que estar involucrados en distintos niveles y con distintas responsabilidades pero también compañeros entiendan que es cansado estarles recordando que no queremos ser agredidas, minimizadas, cosificadas, ninguneadas… Como si fuese realmente necesario tener que señalarles constantemente a ver cuando deciden aprenderlo de verdad y deconstruir su masculinidad.
Cuando hablo del feminismo que me he construido creo firmemente en los espacios exclusivos para mujeres (como el encuentro), también creo en los espacios mixtos y también en la necesidad de que ustedes creen sus espacios exclusivos que propicien su deconstrucción y reflexión sobre su masculinidad pero eso último les toca a ustedes. Y pienso que ahora a nosotras nos toca estar trabajando por nuestra cuenta la mayor parte del tiempo, sin esperar a que los hombres entiendan (Como explicaba Silvia Federici, nuestro trabajo cambiará las cosas).
Veo en la creación de espacios exclusivos de mujeres dos cosas importantes: 1) compartir las alegrías y 2) llorar las penas. Como mencionaba en párrafos anteriores, estar rodeadas de miles de luchadoras, rebeldes y mujeres combativas llena de esperanza así como compartir lo que cada una hacemos en nuestros contextos refresca la mente para renovar ideas y plantar acciones. Pero también se necesita sacar todo lo abrumador que nos da declararnos feministas y, justo en este encuentro lo aprendí más que en otros, llorar mucho rodeada de estas maravillosas mujeres también ayuda a seguir teniendo esperanza. Porque el corazón se nubla con tanta tristeza experimentada por nosotras mismas y por nuestras hermanas, liberarlo es otra forma más de decir que aquí seguimos y continuamos resistiendo por nuestro bien, por su bien y por el bien de todas.
Demostremos cada año que este y los encuentro solo de mujeres que luchan que van a seguir dándose nos unen, nos enseñan y nos cambian. Empecemos a crear nuestros propios encuentros en nuestro barrio, colonia, calle, escuela, trabajo… creemos un espacio sólo para nosotras que nos permita recargarnos y continuar. Para terminar por hoy les dejo el cierre del discurso de bienvenida…
«(…) VIENEN DE VARIAS PARTES DE MÉXICO Y DEL MUNDO, HERMANAS Y COMPAÑERAS YA DE EDAD, “DE JUICIO” LES DECIMOS NOSOTRAS.
SON MUJERES QUE YA TIENEN AÑOS Y QUE LUCHAN.
ENTONCES LES PEDIMOS QUE LES TENGAN RESPETO Y CONSIDERACIÓN ESPECIAL, PORQUE NOSOTRAS QUEREMOS LLEGAR A SER COMO ELLAS, LLEGAR A TENER EDAD Y SABER QUE SEGUIMOS LUCHANDO.
QUEREMOS LLEGAR A SER MAYORES DE EDAD Y PODER DECIR QUE TENEMOS MUCHOS AÑOS Y QUE CADA AÑO QUIERE DECIR UN AÑO DE LUCHA.
PERO PARA ESO TENEMOS QUE ESTAR VIVAS.
POR ESO ESTE ENCUENTRO ES POR LA VIDA.
Y NADIE NOS VA A REGALAR ESO, HERMANAS Y COMPAÑERAS.
NI EL DIOS, NI EL HOMBRE, NI EL PARTIDO POLÍTICO, NI UN SALVADOR, NI UN LÍDER, NI UNA LÍDER, NI UNA JEFA.
TENEMOS QUE LUCHAR POR LA VIDA.
NI MODOS, ASÍ NOS TOCÓ A NOSOTRAS, Y A USTEDES HERMANAS Y COMPAÑERAS, Y A TODAS LAS MUJERES QUE LUCHAN.
TAL VEZ, CUANDO YA ACABE EL ENCUENTRO, CUANDO REGRESEN A SUS MUNDOS, A SUS TIEMPOS, A SUS MODOS, ALGUIEN LES PREGUNTE SI SACARON ALGÚN ACUERDO. PORQUE ERAN MUCHOS PENSAMIENTOS DIFERENTES LOS QUE LLEGARON EN ESTAS TIERRAS ZAPATISTAS.
TAL VEZ ENTONCES USTEDES RESPONDEN QUE NO.
O TAL VEZ RESPONDEN QUE SÍ, QUE SÍ HICIMOS UN ACUERDO.
Y TAL VEZ, CUANDO LES PREGUNTEN CUÁL FUE EL ACUERDO, USTEDES DIGAN “ACORDAMOS VIVIR, Y COMO PARA NOSOTRAS VIVIR ES LUCHAR, PUES ACORDAMOS LUCHAR CADA QUIEN SEGÚN SU MODO, SU LUGAR Y SU TIEMPO”.
Y TAL VEZ TAMBIÉN RESPONDAN “Y AL FINAL DEL ENCUENTRO ACORDAMOS VOLVER A ENCONTRARNOS EL AÑO QUE VIENE EN TIERRAS DE LAS ZAPATISTAS PORQUE ELLAS NOS INVITARON OTRA VUELTA”.
ES TODA NUESTRA PALABRA, GRACIAS POR ESCUCHARNOS.
¡QUE VIVAN TODAS LAS MUJERES DEL MUNDO!
¡QUE MUERA EL SISTEMA PATRIARCAL!
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Marzo 8 del 2018, Chiapas, México, el Mundo.»
*Las imágenes son de Lídice Villanueva.