Crónica de mi viaje a Egipto

El mes pasado tuve el privilegio de viajar a El Cairo, Egipto y quedarme en la casa de una amiga. Jimena me extendió la invitación en diciembre de ir de vacaciones con mis hijos y Alex, pero por cuestiones de dinero, fui yo sola. Al viaje su unió mi amiga Bélgica con sus hijos, que también viven en Londres. Jimena y Bélgica son hermanas y son ecuatorianas. Desde que llegué a Londres nunca había salido de viaje y mucho menos imaginé hacerlo sola. Pero este viaje también supuso estar dispuesta a escuchar y aprender; a no dar por hecho modos de vida o buscar verificar las ideas culturales que a veces se tienen de lugares del Medio Oriente, África, Asia o América Latina y el Caribe, donde es muy fácil exotizar y dar por hecho de que por visitar un país con una historia tan rica y la vez tan turísticos, el visitante o turista tiene derecho a hacer de todo.

Yo vengo de un país, México, que es admirado por su diversidad cultural y monumentos históricos, y me ha tocado ver cómo la industria del turismo en manos de extranjeros coludidos con los gobiernos en turno, ha terminado por privatizar espacios comunitarios y reservas naturales en el caribe mexicano o en las playas del norte; también me ha tocado ver como propios y ajenos hemos regateado en las artesanías y mi cultura se ha vuelto un producto de consumo. Pensar entonces en la suerte turística de mi país, fue un buen ejercicio para intentar no ir con pretensiones de superioridad a Egipto. Además que leer sobre la decolonización de los viajes en el Muchacha Fanzine dedicado a este tema , me dio la idea de co-participar en la cultura en la medida de lo posible.

La llegada

Jimena vive con su familia en El Maadi, lugar donde muchos extranjeros viven. Hay cafés, restaurantes de comida internacional, tiendas de artesanía y servicios. Un turista normal podría salir a conocer el lugar y no sentir mucho la diferencia del espacio si se viene de una ciudad, y fácilmente se podría pensar que Egipto está bien. Sin embargo, en el camino del aeropuerto de El Cairo a El Maadi, pude ver cientos de edificios para vivienda sin terminar, mezquitas por todos lados, terrenos desérticos y muchas mantas en árabe invitando a votar por Abdel Fattah el-Sisi, quien gobierna Egipto desde el 2014. También note la ausencia de mujeres por el camino y en los transportes públicos…

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Algunos libros que son clásicos y contemporáneos de escritoras egipcias.

Al llegar a la casa de Jimena, la primera parada fue a tiendas de libros. Yo quería conocer autoras egipcias y saber que tipo de literatura árabe se está leyendo. Conozco los textos de la escritora feminista Nawal El Saadawi y cómo la censura a su trabajo cuando publicó Mujer punto cero, le valió el exilio para no ser condenada a muerte por denunciar los matrimonios de niñas, la mutilación genital y retando el imperialismo colonial existente en la clase política egipcia. Para mi sorpresa, me encontré con cientos de libros en árabe, algunos en inglés y novedades que adquirí. Supe que hay un premio de novela llamado como el nobel egipcio Naguib Mahfouz, y que mujeres libanesas, tunezas, egipcias, marroquís y palestinas han ganado ese reconocimiento.

Justo unos días anteriores a mi viaje, había comprado el libro Forgotten women. The

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La escritora, activista y feminista egipcia Dora Shafik.

leaders de Zing Tsjeng, con el cual viajé a Egipto. Para mi sorpresa, revisando una noche el libro me encontré con la biografía de Doria Shafik (1908-1975), una escritora, editora, feminista, activista, sindicalista y concursante de belleza egipcia que encabezó huelgas de hambres para que las mujeres consiguieran el derecho al voto en Egipto, pero en 1957 cuando ella era una figura pública, el gobierno de Gamal Abdel Nasser le impuso arresto domiciliario y por 20 años Doria vivió en aislamiento, lo que le llevó a suicidarse. Hoy en día ella es considerada una de las grandes sufragistas egipcias.   

El Museo y las pirámides

Los siguientes días hicimos turismo por los lugares más emblemáticos de El Cairo. La primera parada fue subir al metro para ir a la Plaza de la revolución o Plaza Tahrir, conocida también como El-Tahrir Square, de donde puedes ir al Museo Antiguo de El Cairo, a la mezquita de Omar Makram, o a la zona de hoteles turísticos. Esta plaza es muy famosa porque fue el escenario donde miles de egipcios se unieron en enero del 2011 en protesta por casi un mes, para pedir mejores condiciones de vida en todos los sentidos y la renuncia del dictador Hosni Murabak, quien había gobernado Egipto durante casi 30 años. Esas manifestaciones que forman parte de lo que se conoce como la Primavera Árabe en Medio Oriente, provocaron muchas represiones, heridos y fue la primera vez durante casi medio siglo que las mujeres volvían a salir a la calle reclamando sus derechos…

Entramos al museo y un guía egipcio, nos ayudó a entender el Egipto antiguo. Su primer acercamiento se me hizo de lo más decolonial:

“Quiero comenzar diciendo que los antiguos egipcios no eran como Hollywood le ha hecho creer a todo el mundo. Mis ancestros fueron hombres y mujeres provenientes de lo que antiguamente se llamó Nubia. Eran personas que median entre 1.45 y 1.55 metros, eran de color negro, sin barbas, completamente lampiños y de diferentes formas corporales.”

Él comenzó a explicarnos sobre la cosmovisión religiosa de los faraones y del pueblo en tiempos de asentamiento, sobre símbolos de poder, y mucho del arte funerario, pues este museo contiene la tumba de Tukankamón, encontrada de manera intacta y que afortunadamente no fue saqueada en tiempos de ocupación imperial inglesa. El recorrido me abrió mucho la mente de la importancia de estar en el lugar de los hechos y que alguien del lugar te cuente lo que pasó, y no desde la visión de los “vencedores” o lo que dice National Geographic.

 

El siguiente día fuimos a las pirámides de Giza, donde el complejo de las cuatro pirámides construidas en momentos diversos, se encuentran en el centro de un espacio ya urbanizado. A diferencia de las pirámides de Teotihuacán, en México, las pirámides de Egipto fueron centros mortuorios y no centros religiosos. Para este viaje, una guía de turistas mujer nos apoyó. Ahora no recuerdo su nombre pero ella es egipcia, musulmana y filóloga. Nos explicó como las pirámides grandes se construyeron en tiempos de prosperidad, mientras que las pequeñas fue cuando los faraones tuvieron menos recursos. Las pirámide de Khafre estaba cubierta de granito rosado, pero como otros tesoros de la zona, fue saqueada y toda la vestidura se llevó para construir o decorar mezquitas cuando el islam se estableció en el país. Sólo quedó la cúpula con el revestimiento original. Sólo en viaje a camello o en carroza se puede ver el complejo de las cuatro pirámides.

En ese momento yo pregunté si era verdad que las pirámides se construyeron con trabajo esclavo, y ella me dio una interesante visión. Dijo: “imagínate que cuando el Nilo crecía, inundaba las casas de las orillas y la gente tenía que desplazarse subiendo un poco más hacia las pirámides. El faraón les ofrecía casa, comida y trabajo mientras el río decrecía. Crees que eso fue esclavitud?..” y yo me quedé pensando.

También fuí a la tumba de la reina Hetepheres, una tumba hermosa, donde una reina joven murió y fue enterrada junto a su abuela. Esa tumba está decorada con jeroglíficos que narran su vida cotidiana desde su niñez a su edad adulta, con pasajes muy ilustrativos y aún pintados y decorados en su forma original.
Después fuímos a la Esfinge de Giza que no está muy lejos del lugar. Ahí nos narró la historia. Según esto, un bloque grande de piedra fue llevado para construir un centro mortuorio, pero los arquitectos vieron que era de baja calidad y no lo usaron. Después un escultor pensó usar ese pedazo de piedra para esculpir una mezcla de simbolismos: la fuerza sobrenatural, representada en la cabeza del faraón, y la fuerza humana, representada en el cuerpo de león. Con el tiempo la esfinge se cubrió de arena y cuando algunos peregrinos bereberes comenzaron, con el paso de los siglos, a ver que algo estaba movimento la arena, descubrieron que la cabeza iba saliendo e hicieron muchos mitos e historias. El nombre común de la esfinge en la zona era la Cara del Terror por la forma y la falta de nariz.

Minoría religiosa

El viaje que más me impactó fue a la ciudad de Monshaat Nasser Al-Khazan, uno de los asentamientos principales de la comunidad cristiana copta en El Cairo. Copto quiere decir egipcio en el lenguaje cirílico. Se dice que esta comunidad fue una de las primeras del cristianismo antiguo y que fue el apóstol Marcos, quien llegó a predicar y evangelizar a los antiguos egipcios antes que llegara el imperio romano con su cristianismo imperial. Pero cuando el islam llegó a Egipto, se le respeto a las comunidades coptas seguir practicando sus creencias, pero se les fue marginando del desarrollo económico y político del país. Así, que mientras viajamos al lugar, pasamos por la mezquita palacio de Mohamed Ali, de donde el boxeador norteamericano tomó el nombre. Esa mezquita es un lugar bello e increíble, pero a unos kilómetros más adelante la ciudad de la basura, nos esperaba. En esa comunidad sólo cristianos coptos viven y hay dos iglesias antiguas levantadas sobre cuevas. Justamente la visita coincidió con ser domingo de ramos, y el camino estaba lleno de peregrinos que querían asistir al servicio y bendecir sus palmas.

Los habitantes del lugar recolectan la basura de toda la ciudad y la llevan a sus casas para separar y reciclar. Sin embargo, el olor, la suciedad y la falta de salubridad, me hicieron pensar en las injusticias sociales que en cada país o región se acentúan de acuerdo, o bien en términos raciales, religiosos, culturales o demás. En este caso, estuve en un país de mayoría musulmana y me toco ver mezquitas por todos lados, escuchar oraciones dirección a La Meca en todas las tiendas de artesanías y servicios; me tocó entrar a restaurantes y ver hombres orando en plena jornada laboral sin que nadie les interrumpiera, me tocó escuchar de cerca y lejos la llamada a la oración desde los minaretes de las mezquitas locales. Pero al visitar esta comunidad copta, me di cuenta que esta minoría religiosa ha sido sometida y marginada a la más extrema pobreza e invisibilización. Su única gloria es hacer memoria: ser reconocidos históricamente como uno de los primeros asentamientos del cristianismo del primer siglo y resistir frente a la conquista musulmana y evangélica misionera protestante. Dentro de esa comunidad, también hay una tienda donde mujeres coptas en cooperativa elaboran algunas artesanías y productos con materiales que reciclan.

El arte del papiro, el algodón y el shopping

Egipto es un lugar muy atractivo. No pase la oportunidad de visitar una tienda artesanal donde se nos explicó el proceso del papiro. Este crece como una vara larga con espigas. Su forma es triangular, y las espigas al ponerlas a la luz, dan la sensación de ser rayos de sol.  De ahí que los Egipcios se inspiraron en la forma del papiro para construir las pirámides, mirando al sol y adorando al sol. El proceso de hacer papiro no es difícil: se abre desenrollando la vara, y con un rodillo, haces que se aplanen tiras y después sumergimos en agua las tiras para ir cruzandolas y formas así las hojas de papiro.  

El algodón y la plata son otros de los atractivos dentro de la industria nacional artesanal. Tuve la oportunidad de comprar plata de muy buena calidad con inscripciones en árabe, sobre algunos versos del Corán, poesía suffi y símbolos egipcios que dentro de su cosmovisión son sagrados. Fue impresionante ver la cantidad de coloridos y artesanías locales que van desde tejidos en compleja caligrafía árabe hasta la resignificación de la mano de Fátima en tazas de vidrio transparente para tomar el té.

Y las mujeres?

egiptoUna de las cosas que más me marcó en este viaje fue la ausencia de mujeres. Sé que Egipto es uno de los países con un alta tasa de violaciones y acoso sexual público, casi en el mismo nivel que México. En el 2011, mientras las manifestaciones contra Muraback se realizaban en la Plaza Tahrir, Mona Eltahawy fue una de las mujeres que durante enfrentamientos callejeros entre manifestantes y las fuerzas de seguridad en El Cairo, la policía la agarró, la agredió sexualmente y la golpeó hasta que le rompieron la mano izquierda y el brazo derecho. Este caso no es aislado de otros tipos de violencia sexual, como son los matrimonios forzados de niñas con adultos, de mutilaciones genitales o violencia doméstica.

Fue en este viaje donde supe que cuando las niñas comienzan a reglar, se les pone el velo, y desde entonces ya no pueden salir de sus casas solas; tienen que ir acompañadas de sus madres, o de los hombres de su familia. También cuando les llega la menstruación las sacan de la escuela donde escasamente aprendieron a leer lo básico, a recitar oraciones y versos del corán y a hacer matemáticas básicas. La familia avisa al imán de la mezquita local que ella están en lista para casarse y se le espera a conseguir un esposo. Según esto, avisar al imán no implica que la niña o adolescente se case de manera inmediata, pero a veces en las comunidades más pobres suele suceder.

También hay que decir que Egipto, como muchos de nuestros países, vive una tremenda desigualdad social. Es muy marcada la desigualdad, pues si puedes ver mujeres manejando autos o viviendo en zonas lujosas, comprando en centros exclusivos o yendo a la estética, a la universidad, pero esto no es el común de la mayoría de las mujeres.  

Ayuda humanitaria: Mabel Morales

De entre lxs amigxs de Jimena, latinoamericanxs Nacho Rivera, ecuatoriano, y su pareja Mabel Morales, de Bolivia, hicieron de Egipto un viaje inolvidable. Al calor de comida local y pláticas, mis amigas y yo pudimos escuchar la historia de Mabel. Ella es parte de MédicosSinFronteras, capítulo Bélgica. Nos contó que entre las misiones más inolvidables de su vida fue ir a la India e Irak, y ser parte de la Primavera Árabe en Egipto. Recordó como la resistencia estuvo casi un mes en la plaza Tahrir, y ella junto a otros médicos, estuvieron atendiendo a lxs heridos que metían de emergencia en la mezquita Omar Makram.

Quienes encabezaban la resistencia eran jóvenes cansados de no ver mejoras en el país que crecieron y del cual esperaban un cambio político republicano. Cada día muchos heridos llegaban a la mezquita, y Mabel junto a su equipo tuvieron que decir a los jóvenes revolucionarios que no sacaran ninguna foto de lo que pasaba dentro de la mezquita, pues en ese momento fue un tipo santuario, donde el ejército, periodistas y demás gente, no podía entrar. Dice que el día del discurso de Murabak, anunciando su retiro del poder, la alegría y el estruendo de gritos en la plaza fue algo indescriptible, y los jóvenes revolucionarios entraron a la mezquita con banderas de Egipto llenas de sangre, de los muertos y heridos que resistieron. Pero hoy recuerda Mabel, que la situación política en Egipto a 7 años de la Primavera Árabe ha empeorado la situación de los egipcios.

Una de las cosas más fascinantes de Mabel es saber que ella cree en la revolución bolivariana y en el internacionalismo. Nos narró cómo su padre fue muy cercano al Che Guevara cuando la insurgencia guerrillera se organizaba entre mineros que fueron movidos por el estado a vivir en la selva. Su padre llegó a ser uno de los más cercanos del Che y por eso en su niñez, Mabel la pasó huyendo de un lugar a otro o sin tener por semanas enteras a su padre. Cuenta que una noche, el ejército boliviano entró a la choza donde dormían, ella siendo niña envuelto su cuerpo y rostro con una cobija, sintió una pistola en el cuello cuando oyó el grito de su madre que dijo: !No la maten! Un soldado le quitó la cobija y vio que era una niña. El ejército buscaba a su padre por guerrillero, pero no lograron dar con él, ni con el Che, mientras de madrugada él les visitaba. Y Mabel cuenta con alegría que siendo niña le tocó algunas veces al calor del fogón escuchar las historias que su padre y el Che compartían frente al fuego. Al preguntarle sí por esa causa ella decidió ser médico, se queda pensando sin contestar….

Fue una semana inolvidable en El Cairo… Mientras andaba de aquí para allá, me enteré que hubo elecciones presidenciales, pero todo parecía tan normal, sin ruido ni bulla. Ganó una vez más Abdel Fattah el-Sisi… Regrese a Londres con el deseo de encontrar más autoras árabes egipcias y ya tengo una lista. Por lo poco que vi y aprendí esa semana, que cada país tiene una historia de lucha, opresión, liberación. Qué las ciudades y sus habitantes no son estáticos. Como feminista y mujer de color, lo poco que pude ver y aprender es que todavía falta mucho por hacer y resignificar desde los feminismos alternativos. Egipto es un país bello y rico en cultura y conocimiento; no por nada una civilización madre se desarrolló ahí. Imperios viene el imperios van, pero las secuelas de generación a generación, producen desigualdades, colonización y violencias. Y aunque no pude platicar con ninguna egipcia más que con la guía de turistas, sé por el ciberespacio que mujeres a través del arte y el activismo, ya sea migrando, en la diáspora o en sus propios países, están  retando el patriarcado, el colonialismo, la ocupación, el saqueo, la violencia sexual, y el fundamentalismo religioso islámico. No soy capaz de decir qué y cómo lo deben hacer, porque el mundo árabe es para mi apenas algo que voy conociendo poco a poco, y sé que la respuesta y los cambios vienen de las propias mujeres que conocen y enfrenta su realidad cotidiana. A mi me toca ser hermana, aliada y hacer eco a las demandas que local y nacionalmente nos competen como hermanas del Sur Global. Seguro que seguiré al pendiente de lo que mujeres árabes nos aportan.

* La imagen que encabeza esta post es autoría de Basma Hamdy dentro del proyecto Walls of Freedom, donde artistas y grafiteros dejaron constancia de la Primavera Árabe en Egipto y la represión que vivieron en la plaza Tahrir, El Cairo.