Frida Kahlo y su visita a Londres

*Por: Jael de la Luz

Del 16 de junio al 4 de noviembre de este 2018, la exposición de Frida Kahlo: Making Her Self up en el Museo Victoria and Albert, se abarrotó desde el primer día de la exposición. Los periódicos londinenses cuentan que esta exposición ha sido la más taquillera, la más visitada en toda la historia del museo, pues logró un récord en ventas de boletos. !Imagínense que desde antes de junio, La Bonita Chola estaba al pendiente para comprar boletos e ir como colectivo de The London Latinxs, logrando encontrar boletos disponibles hasta el 23 de septiembre!

Desde que llegue a Londres, hace tres años, encontré una fascinación tremenda por Frida Kahlo tanto en espacios feministas como en las tendencias de la moda del vestido y productos de lujo personales; desde arte urbano en las zonas más hípster de Londres, hasta la explotación icónica en souvenirs dentro de lo que fue el marco del año bilateral de relaciones entre México y Reino Unido en el 2015. Al tren de la fridomania también se subió la hoy Primer Ministra de Reino Unido Theresa May, con un brazalete de Frida durante la Convención del Partido Conservador.

Recuerdo que en su momento, NewsExpress, uno de los noticiarios en español para la comunidad latinoamericana en Londres, me entrevisto para saber mi opinión como mexicana e historiadora sobre el «gesto político» de Theresa May. Entre otras cosas exprese que Frida había sido una mujer con privilegios de clase y también una comunista comprometida que jugó un papel importante en el exilio y acogida del revolucionario ruso León Trotsky en México, por lo que me sorprendía que Theresa May, siendo una política que sigue con el legado de Margaret Tatcher (neoliberalismo), usará un símbolo que se ha identificado con la izquierda, y de manera más reciente con los movimientos feministas, migrantes y cultura queer, expresiones de las cuales May no es aliada.

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Así lució en el 2017, en la convención del Partido Conservador Británico, la hoy Primer Ministro Theresa May.

 

En Londres, Frida fue de aquí para allá

2018 fue un año especial para los movimientos feministas de Reino Unido porque fue el centenario del movimiento sufragista (Movimiento Sufragette ) en Reino Unido y el 75 aniversario del movimiento feminista radical británico, pasando éste casi inadvertido. En ese contexto conmemorativo y celebrativo, cientos de libros y publicaciones revisaron el impacto de mujeres como Emmeline Pankurst y sus hijas; Millicent Fawcett, y otras feministas de la Primera Ola feminista. Eventos en museos, galerías de arte, centros de investigación y proyectos artísticos culturales se llenaron de mujeres que deseaban indagar más sobre el legado de las mujeres que les dieron el voto a través de su lucha hace 100; otros espacios más alternativos intentamos romper las narrativas para decir  que ese movimiento no nos representa. Aún así, se reconocieron el legado de mujeres afrobritánicas, asiáticas y de otras minorías étnicas en territorio británico. Quizá Frida fue parte de esta estrategia de visibilizar lo diverso…

Dentro de la euforia conmemoracionista, la exposición de Frida Kahlo fue una de las más esperadas ese año. Además de ser reconocida como ícono feminista, Frida es un ícono de la moda y es musa de ilustradoras, pintores y críticos de arte. La ven como un ser «excepcional» digno de celebrar y reconocer su legado. El Museo Victoria and Albert es el equivalente al Museo Metropolitano de Nueva York en los Estados Unidos; los contenidos de ambos museos son en su mayoría muestrarios históricos del mundo de la moda, de los lujos, joyas y riqueza material de las sociedades británica (londinense, en particular) y norteamericana (neoyorquina, en particular). Es por ello no fue casualidad que este museo británico le abriera las puertas a Kahlo para mostrar retratos de ella desde su infancia hasta sus últimos momentos, parte de su guardarropa, cosméticos y artículos personales, pasando por los corsets que usó después de sus cirugías, sus medicamentos,  sus cartas de amor, sus pinturas, brochas y paletas de pintora; sus muletas y los objetos que intentaron curarla…

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Labial de la marca Revlon, el mismo color toda la vida.
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Uno de los trajes que se mostraron en la exposición bajo vitrina, y el cual se puede ver en el Museo Frida Kahlo (La Casa Azul), Coyoacán, Cd. de México.
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Pierna falsa de Frida, y una de sus emblemáticas botas.
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Otro de los trajes típicos de la zona de Tehuantepec, Oaxaca México, que Frida usó en su vida, para esconder su discapacidad física.

Aprovechando que Salma Hayek está viviendo en Londres, quienes curaron la exposición no dudaron en invitarla a la apertura de la exposición (la fiesta privada para artistas y gente rica en Londres)  para que encarnara el papel de Frida, actuación que le hizo merecedora al Oscar en el 2002. Salma-Frida apareció con uno de los trajes típicos de Oaxaca, y con el estilista irlandés Phillip Treacy, quien la peino y le hizo el tocado de rosas y plumas… En fin…

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Al recorrer la exposición, no deje de sentir una serie de emociones: por un lado reconozco que Frida tuvo una historia muy particular y hay muchas cosas por las que se le puede admirar, pero hay otras que se le deben cuestionar. Simpatizo por su dolor al tener el accidente en el tranvía, simpatizo con su fragilidad humana, la cual muchas veces nos ciega para no entender que hay relaciones que no valen la pena sostenerse porque el pago es mucho dolor; simpatizo en su rebeldía, en su militancia política y en tenerse a si misma como musa. Pero lo que le cuestiono es la apropiación que hizo de las vestimentas de nuestros pueblos indígenas, de ser artífice de un nacionalismo que reflejo en el arte y en una ideología nacionalista de pensar México como un pueblo mestizo e indígena redimido por la revolución mexicana y la revolución trotskista; le cuestiono lo que como mestiza también me cuestiono, pues a veces no me termino de encontrar y reconciliarme con mi parte indígena, con mi parte afro y con mi identidad mestiza…

Por sus privilegios de clase, Frida siempre interactuó en un círculo pequeño de artistas, intelectuales y disidentes políticos, con los cuales posó para fotos y se carteaba. Su mundo real no estaba con los pueblos de México, sino con una cultura cosmopolita a la cual, aun sin vida, sigue perteneciendo… Por ello, más o menos me imaginé de que trataría la exposición: mostrar una mujer cosmopolita que «abrazo» su cultura mexicana siendo una de sus representantes en el mundo intelectual y del arte contemporáneo.

Frida perteneció a un movimiento global feminista caracterizado por dar la lucha en temas políticos. Como pocas mujeres de su tiempo, tuvo la oportunidad de gastar su tiempo en debates políticos, experimentar la disidencia sexual, viajar y militar públicamente en la izquierda. Viéndola desde una perspectiva más amplia, ella forma parte de esos movimientos de mujeres de clase media, que aprovecharon sus recursos y contactos para cambiar las leyes, las artes y reivindicaron la disidencia sexual, pero fueron clasistas y racistas, elementos que aún se respiran en el ambiente multicultural feminista londinense y de quienes celebran la Primera ola del feminismo sufragista.

Aún así, la visita de Frida levantó un poco de esperanza en feministas latinoamericanas; sin embargo, esta exposición fue curada y pensada para encajar dentro de los gustos británicos cosmopolitas. En este contexto, recuperar a mujeres de diversas partes del mundo que dejaron un legado material que pueda presentarse en museos, como lo fue el caso de Frida, encarna elementos que a ojos de británicos, expresa fuerza, inteligencia, coraje, y sobre todo celebra el tokeismo disfrazado de cosmopolitismo. Frida es aceptada porque finalmente es blanca, una mujer culta, y una mujer que en medio de todas sus aflicciones supo hacerse a si misma a costa de un pueblo y culturas, como es el México indígena, que aun no terminan de totalmente visibilizaros y tratados con dignidad dentro y fuera del territorio nacional.

Ahora esta exposición de Frida se presenta de manera temporal en el Museo de Brooklyn, Nueva York, por si alguien anda por ahí y la puede ir a ver o esperar que vuelva a casa, allá en mi querido Coyoacán, al sur de la cuidad de México.

 

jael*Jael de la Luz. Mexicana, historiadora feminista, editora, activista y educadora popular en Latin American Women’s Aid, LAWA, Londres. Es madre, esposa, amiga de gente luchona y escribe por gusto, curiosidad y desahogo. Ama los libros y no concibe sus días ellos. Recuerda a sus amigos que se están del otro lado del charco con la esperanza de un día volver. Le interesan los temas de espiritualidad, decolonización, feminismo interseccional, gentrificación, América Latina y cultura chicana. Síguela en Twitter: @jaeldelaluz, en Instagram como jaeldelaluz, en Youtube: Jael de la Luz, y Facebook: Jael de la Luz.