Se podría decir que fui maestra del escape.
Escapé de muchas aventuras por miedo a perder mi camino,
De la ternura y caricias trémulas por no danzar en ríos sin cauce,
Por no salir del flujo preciso y dictado desde antes de mi existencia.
Escapé de las noches por no enfrentar a las sombras de esas rutas,
Pude vestirme de luna, pero le temía a las estrellas.
Escapé de la verdad por no mirarle a la cara y ser juzgada con el tiempo,
Así, una entumece la lengua, que luego espasmódica sale impúdica y sin reparo.
Ya no quise escapar y como acto casi mágico, me aferré a mí,
tan mía como puede, tan tierna, tan río, tan noche… tan luna.
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