Sin pelos en la lengua, pero sí en otras partes del cuerpo

Por Charly Flores*

Pelos, pelos, pelos…

Las mujeres hablamos mucho de esto ¿saben?

Hace unas semanas estaba hablando de vaginas con un par de amigas que en algún momento de la conversación me preguntaban si nunca me había intentado rasurar “ahí abajo”. Mi respuesta fue que no, en absoluto, y así mismo les pregunté si ellas sí lo habían hecho.

Recuerdo en un primer momento la risita tonta que pusieron (aunque lo digo sin ánimos de ofender) y después como me decían, ambas, que sí, que lo habían hecho alguna vez para ver “que se siente” y en general dijeron que no era cómodo y que picaba.

Pero oye, ¡claro que no es cómodo! Te estas arrancando algo de ti.

Posteriormente vi un video, de esos que en estas fechas abundan en YouTuBe, sobre chicas que hablan sobre la depilación láser, que te lo cuentan como “el mejor método para eliminar el vello de una vez por todas” y me quedo anonadada por las mismas razones, es decir a) ¿por qué querría yo eliminar el vello?, b) ¿por qué solo hay videos de mujeres hablando de ello?, c) ¿estás consiente de que esto no es una solución?

Bueno, para la primera pregunta no hallo respuesta, el vello está ahí para protegernos, es parte de nosotras, es parte de ellos también, lo cual nos lleva a la siguiente cuestión, porque yo no veo a hombres preocupándose por como deshacerse del vello de una vez por todas, no les veo preocupados por estas implicaciones de costo, de dolor, de efectividad, porque simplemente no quieren deshacerse de su vello, no están obligados a hacerlo, así llegamos pronto al tercer punto, porque deshacerte del vello no es una solución, creo que no estas consiente de que estás QUEMÁNDO TUS FOLÍCULOS, dañando tu piel, tu cuerpo, lo cuál a decir verdad no suena a algo que la gente hace normalmente, precisamente porque no es normal ir por la vida haciendo daño a tu propio cuerpo.

Me fastidia sobremanera el tener que quitarme los pelos del cuerpo porque yo tengo muchos, y bien gruesos y bien negros, y dirán muy probablemente “pues no hagas caso” pero es que no se trata de  “no hacer caso”, es sentir las miradas despectivas cuando tus axilas tienen pelos que sobresalen de tu manga corta o sin manga, o de ponerte una falda y que la gente se sobresalte por “esos”, o la cara de asco que hacen aunque tus pelos estén completamente limpios y perfumados.

Ahora bien, yo soy muy consciente de que la gente puede hacer con su cuerpo lo que sea, si quieres dañar tu piel quemando tus folículos ¡adelante!, si quieres tener esa picazón después del rasurado ¡vamos!, si quieres resecarte la piel por las cremas depilatorias ¡hazlo!, pero primero piensa porqué lo estás haciendo, date cuenta de que si resulta “necesario” no es por un motivo real como sería un motivo de higiene (y que nadie me diga lo contrario) o de de salud, pero te encontrarás con que no es así, es por motivos “estéticos” pero que raro que esos motivos estéticos solo sean aplicables a mujeres.

Si duele es por algo, el cuerpo no reacciona así ante una caricia o el roce de una tela, pero sí reacciona ante la pérdida de ese vello, esos pelos que hoy día parecen ser el enemigo de una mujer.

Que entiendo que no es lo mas atractivo para ver pero esto es solo a causa de la cultura y los cánones de belleza en que vivimos. Estamos rodeados de mensajes que dañan, que duelen, en los que te prometen el cielo si tu les prometes quitarte los pelos, y lo haces, te quitas T-O-D-O-S, pero vuelven a crecer, y crecer, y crecer, porque tu cuerpo los necesita.

Yo no juzgaría a nadie por sus pelos, incluso aunque se me hace incómodo tenerlos prácticamente en la cara cuando voy en el transporte público, siempre y cuando no huela a sudor, puedo entender que estén ahí. A incluso podrías solo recortarlos para mantener “el decoro” si fuese demasiado insoportable para ti.

Ya no solo es cuestión de quitarlos y volverlos a quitar, es cuestión de la inseguridad que se siente si hay algún pelo de más; de ver a mujeres, jóvenes y mayores, traumadas por ese pelito en la ceja que no está bien peinado, preocupadas por si ya se les notará el crecimiento del bigote (porque tenemos bigote aunque en menor abundancia que los hombres), aterrorizadas por la idea de no tener tiempo para rasurarse completo para una fiesta de gala, con ese vestido que deja ver un poco más arriba de donde la depilación alcanzó lugar, de no querer entrar al agua de la piscina porque el cloro les ardería en las zonas donde quizá hubo un corte, de satanizar unas patillas.

Y los hombres, por favor, tenemos que hablar de ellos y con ellos. Porque curiosamente en estos videos una de las ventajas de QUEMAR TUS FOLÍCULOS (y lo diré así porque es una realidad) era que tu novio iba a estar feliz con el resultado ¡¿Qué?! Yo no entiendo como eso puede llamarse ventaja, yo no entiendo como hay chicas que piensen que es “lo mejor” y que de regalo de aniversario se rasuren “para él”. Y creo firmemente que si un hombre quiere una mujer completamente depilada él debería estar completamente depilado primero.

Lo digo así, sin pelos en la lengua, pero si con pelos en otras partes del cuerpo. Porque es innecesario quitarlos, porque no es sano, porque no es justo.

La primera vez que un hombre (solo un pre-adolescente por ese entonces) me dijo “¡¿No te depilas?!”, me molesté, para empezar porque me estaba viendo las piernas y para continuar porque no tenía el derecho de reprochármelo (que no tendría que reprocharme eso, ni nada) cuando él las tenía evidentemente más peludas. Pero recuerdo que en ese entonces, solo contaba con 12 años, y fue un trauma para mí, que pensaba que la depilación era para señoras y que me daba miedo hacerlo porque era doloroso, y me veo preguntándole a mi mamá como podía depilarme y la veo a ella diciéndome que todavía era muy pequeña para esas cosas; pero en ese momento solo podía avergonzarme de mis piernas llenas de pelitos que (curiosamente) nunca antes había notado. Me recuerdo dejando de usar pantalones cortos, faldas, odiando tener que usar la falda de la escuela ya que dejaba ver mis pelitos, los estúpidos pelitos. Pasó mucho tiempo antes que me diera cuenta de que no tenía que hacerlo, de que mis pelitos eran normales y tenerlos era normal.

Y aún con todo eso sigo sin sentirme a gusto por este motivo, me gustaría ponerme mis playeras sin mangas y mis pantalones cortos sin temor a la reprobación ajena, porque solo encontramos trucos para encubrirlo o para fingir que no pasa nada, pero no tenemos aún una solución ni una libertad real a ese respecto.

“Tienes bigote” me dicen, y yo solo puedo responder “y tu también” e irme antes de que añadan alguna estupidez como “pero tu eres mujer”. Ya sé que soy mujer, y ya se que tengo bigote ¿y qué? Resulta tan difícil respetar lo natural, lo normal (porque esto si que es normal y las ceras depilatorias no).

Como ya he dicho, respeto si quieres depilarte, pero necesito saber que la decisión es tuya, que es por ti, que sabes que no es necesario hacerlo, que apoyas la causa en que pedimos igualdad respecto al vello del cuerpo y a otros cánones de belleza, que son francamente innecesarios, que no me juzgarías si me vieras con falda y pelos o con bikini y pelos o simplemente con pelos.

Tenemos todavía un largo camino en la lucha contra estos tópicos estéticos sexistas. Necesitamos hacer los pelos visibles y respetar, por supuesto, los ajenos. Necesitamos reflexionar sobre el verdadero significado de nuestros pelos. Necesitamos amar nuestros pelos, y no solo los de la cabeza.

Terminaré con esta frase del libro Los juegos del hambre (Suzanne Collins):

[…] algunos problemas obvios, lo que incluye restregarme el cuerpo con una espuma arenosa que no sólo me ha quitado la suciedad, sino también unas tres capas de piel, darle uniformidad a mis uñas y, sobre todo, librarse de mi vello corporal. Piernas, brazos, torso, axilas y parte de mis cejas se han quedado sin un solo pelo, así que parezco un pájaro desplumado, listo para asar. No me gusta, tengo la piel irritada, me pica y la siento muy vulnerable.

¿No es eso lo que nos hace la prensa? ¿Los comerciales? ¿Los cánones de belleza? Nos despluman, nos dejan con ardor, irritación, y picor, nos hace sentirnos vulnerables en cientos de formas… Y definitivamente no nos gusta.

¿Problemas? Los pelos no son el problema.

Me quiero con pelos, me quiero entera.


*Se llama Karla pero le gusta que le digan Charly. Nació un 10 de Junio de 1997 y cree que desde entonces intuían que iba a transgredir de forma (casi) intencional. Le gusta leer y escribir, no vive sin café y ama los gatos. Es introvertida, reflexiona demasiado y disfruta de las pláticas profundas. Aún no entiende cómo ser la mujer que la sociedad quiere que sea y por eso es la persona que prefiere ser…

La imagen de cabecera pertenecea la ilustradora Jone Bengoa

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