Por Amy Salgado*
El 2 de junio es un día muy importante para mí, porque fue el día a partir del cual comencé mi camino de deconstrucción y reconstrucción, de crecimiento interno y de comprensión del cambio que se necesita a nivel social para lograr estar un poco más cerca de la igualdad, del amor y de la paz. El 2 de junio, hace dos años atrás, mi vida cambió para siempre: empecé a entender la lucha feminista.
Ya no interpreto más el problema de la violencia de género como algo macro, sino como que la violencia física es sólo la punta del gran iceberg que es el patriarcado. ¡Ay! ¡Pero qué feo nombre! ¡Qué mujer exagerada! El patriarcado no es nada más –ni nada menos– que la cultura machista en la que todxs vivimos sumergidxs sin darnos cuenta.
Para mi vida yo ya elegí luchar contra este patriarcado, pero no solamente desde lo macro, desde el repudio a los femicidios y violencia física hacia las mujeres, sino desde lo micro: desde cada pequeña actitud que nos mantiene en esta cultura opresora de las libertades individuales.
Para poder salir de donde estamos necesitamos tomar consciencia de los micromachismos, que son todas esas pequeñas actitudes que tenemos sin darnos cuenta… Encasillar “cosas de nena/mujer” y “cosas de nene/hombre” y limitar la libertad de elegir dentro de esas categorías es lo primero que necesitamos comenzar a revertir.
Criemos niñxs libres de prejuicios, donde hacer “cosas de nena” si sos varón no te lleve a la condena social, especialmente dentro del hogar. Los hogares deberían ser lugares seguros y de aceptación, no de represión. Si un nene quiere llorar y se lo calla con burlas como “sos un maricón, un puto” y “llorar es de nena, los hombres no lloran”, se le está enseñando que no está bien mostrar sus sentimientos, que las nenas son inferiores y que es más importante lo que la gente piense de él que lo que él siente: ahí empieza el machismo; ese es el germen del hombre golpeador, del violador, del manipulador, del violento.
Si la sociedad no deja que los niños sean libres y usa el término “niña” como un insulto o para ejemplificar la debilidad, en el futuro no se puede esperar otra cosa que no sea la violencia del hombre hacia las mujeres.
Miremos hacia dentro. Reflexionemos sobre lo que decimos, lo que creemos, lo que juzgamos… Pensemos en el gran daño que pueden hacer nuestras pequeñas actitudes individuales y empecemos a cambiarlas.
Sólo así va a dejar de haber tanta violencia… Porque la violencia no nace de la nada, sino que nace del sufrimiento. Y a ese sufrimiento lo generamos día a día, a partir de estos micromachismos, que no benefician a nadie, sino que nos perjudican a todxs.
#NiUnaMenos #VivasNosQueremos #LibresNosQueremos
El texto anterior se publicó por primera vez aquí.
*Amy Salgado tiene 26 años. Es técnica en Relaciones Públicas y pseudo estudiante de Lic. en Ciencia Política. Feminista, zurda, antiespecista, ecologista y voluntaria de la organización social Techo.
Hace unos años empezó a escribir en Twitter pequeñas ideas políticas y sociales, y ahora las desarrollo en su blog. Desde donde puede, lucha por un mundo más justo. Y ya no se calla más.
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