Por Mónica Ceja*
El amor romántico se desenvuelve alrededor de la frase “el amor lo puede todo”; eso significa que el amor verdadero perdonará siempre sin importar el sacrificio y el dolor que implique, son las principales causas para desarrollar dependencia y además todo se empieza a alimentar de falsas expectativas pues idealizas relaciones y personas tóxicas, lo que hace el pozo aún más profundo.
Desde el punto de vista personal me ha costado mucho trabajo detectar y salir de ello ¿Por qué? Porque estamos acostumbradxs a aceptar o efectuar conductas micro-machistas o dañinas a la primera, nos esperamos a tener las alas rotas para darnos cuenta del problema que implica; ya basta de normalizar y aceptar el mal trato-buen trato que solo provoca apego y baja autoestima.
Si la relación amorosa en la que te encuentras solo responde a los interesas de una persona, no es para ti. Debemos de aprender a soltar todo aquello que no nos llene o que no nos establezca un vínculo con el crecimiento, todo aquello que nos haga ruido de que no es como quisiéramos que fuera. La afectividad no es efectiva si no se practica de una manera horizontal, el amor no es tristeza, ni control o posesión.
Bell Hooks dijo que el amor debe ser una acción no un sentimiento, pues no solo se trata de atracción o pasar el rato, amerita comprometerse y responsabilizarse para acompañar a alguien más a trascender junto con nosotrxs. Hay que entender que si no hay paridad de sentimientos no es auténtico, si algunx mutila su bienestar tiene que salir de ahí.
Aprendamos a detectar cuando algo anda mal antes de involucrarnos lo suficiente como para que retirar nuestros sentimientos nos haga sufrir.
Aceptemos solo aquel amor que nos permita auto-conocernos y desenvolvernos en un ambiente de libertad, aquel que nos haga crecer cada vez más como persona y que no nos detenga al momento de ampliar nuestras capacidades; aquel que sea recíproco en lo que se da y lo que se recibe.
*Mónica Ceja es ferviente creyente del amor entre mujeres como primer arma, feminista a gritos, un poco poeta y un poco ilustradora. Vive en Colima, MX.
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