«Las relaciones patriarcales inhiben el desarrollo
de la esencia humana. La concepción de la vida,
mientras no se superen las relaciones patriarcales,
es muy distinta entre hombres y mujeres»
—Norma Iglesias
Septiembre nos dejó un sabor amargo. Feminopraxis es una revista digital que, aunque tiene colaboradoras en diferentes partes del mundo, ha puesto su foco en informar y accionar sobre feminismos diversos en México y Latinoamérica. Por ello el terremoto reciente en Ciudad de México y otras partes del país, no sólo nos movió el piso, también nos movió el corazón. El pasado 19 de septiembre, como muchos medios, suspendimos nuestras publicaciones y entradas habituales para compartir únicamente información que consideráramos útil después del terremoto en el que familias enteras perdieron sus casas y a sus seres queridos. Nos concentramos en compartir información confirmada sobre los materiales que se requerían en los distintos edificios derrumbados, sobre el tipo de apoyo que era necesario, etc. Hoy, con la posibilidad de detenernos más en los hechos, reflexionamos y recordamos.
En 1985 en San Antonio Abad. Ahora, en Chimalpopoca. Es como si el tiempo se hubiera detenido, como si a ese Taller en donde murieron mujeres en pleno 2017, no hubiera llegado la lucha feminista. Esclavitud moderna, trabajo sin prestación social, a destajo, jefes inhumanos más preocupados por sus telas y maquinaria que por la vida, son hechos que se repitieron recordándonos violentamente que “el feminismo no nos llega a todas”, pero más importante, “no nos salva a todas”.
Con esa reflexión empezamos octubre. ¿Vale la pena seguir avanzando en olas del feminismo cuando en algunos contextos no existen las condiciones más básicas de dignidad y libertad para nuestras mujeres? ¿cómo hacemos que la vida digna no le llegue solo a algunas? ¿hay más fábricas como la de Chimalpopoca? ¿qué nos corresponde hacer como feministas? Ahora reflexionamos y trabajamos.
Octubre nos trae esperanza, conmemoramos el día 17 el sufragio femenino, una batalla que dieron las mujeres en diferentes estados de la República: Yucatán, San Luis Potosí, Chiapas etc., lucha que derivó en que, en 1937, el presidente Lázaro Cárdenas enviara una iniciativa de Reforma constitucional para que las mujeres votaran, petición que fue denegada, pues se argumentó “que la decisión de las mujeres sería fácilmente influenciable”. Después de un largo proceso, con la imagen de fortaleza que generaron las mujeres de la Revolución y una larga lucha, el 17 de octubre de 1953 apareció el decreto en el Diario Oficial de la Federación. ¡Una lucha más, ganada!
Esto nos recuerda que necesitamos organización ahora, si dejamos que el feminismo sea sólo un producto del capital, un pretexto para comprar playeras y bolsas de Frida Kahlo o con leyendas feministas, pero que detrás cargan con una historia de explotación laboral, seguiremos perdiendo hermanas. Seguiremos teniendo más fábricas como la de Chimalpopoca, seguirán maltratando a las mujeres, sobre todo a las más vulnerables.
La inestabilidad e inseguridad en el trabajo, la reducción absoluta y relativa del salario, la escasa o nula posibilidad de mejoramiento laboral, el sometimiento a cargas y ritmos pesados de trabajo, el desempeño de tareas manuales y rutinarias, así como las condiciones inadecuadas de seguridad y organización, constituyen algunos ejemplos del desarrollo de la actividad laboral de miles de mujeres en las maquiladoras[1].
Pensemos en esto antes de comprar. Comencemos a hacer conciencia también como consumidorxs, porque dentro del sistema capitalista, la manera en la que compramos alimenta directamente a las industrias manufactureras que explotan, principalmente, a mujeres y niñas. Preguntémonos ¿de dónde viene la ropa que llevo puesta? ¿quién la hizo y bajo qué condiciones? Así mismo con todo lo que consumimos.
Por otro lado, recordemos que el 10 es el día de la Salud Mental y el 11 de octubre es el Día Internacional de la Niña. El capital también juega sucio en estos ámbitos, las mujeres desde pequeñas somos bombardeadas con mensajes sobre lo que debemos ser y usar, muchas como adultas cuestionamos esos significados, pero recordemos que, en la niñez y la adolescencia, el ser reconocidas por lxs demás y pertenecer a un grupo, son características de esta etapa de la vida. Por tanto, corresponde a lxs adultxs cambiar ese sistema que hace creer particularmente a las niñas que sólo valen si son de cierta talla o color de piel. Al cuestionarnos la relación que el capital tiene con el patriarcado podremos empezar o seguir construyendo espacios libres de violencia psicológica. En Feminopraxis seguimos exigiendo que las mujeres, niñas y adolescentes dejen de ser vistas como un objeto para anular su individualidad, sus emociones, sus deseos, metas e incluso hasta sus vidas.
Las niñas merecen un presente digno y un futuro brillante que les permita desarrollar plenamente su ser. Sin obstáculos constantes que mantiene a tantas en una fábrica, en el analfabetismo y en la pobreza. Con ésta última nos tocará reflexionar no sólo el 17 de octubre sino todos los días.
Vivimos en una era que nos trae retos enormes, ¡No olvidar! ¡Organizarnos! ¡Accionar! ¡Que el feminismo nos llegue a todas! ¡Que el feminismo nos salve a todas!
-Feminopraxis
[1] Iglesias, Norma (1985), La flor más bella de la maquiladora. Coedición SEP/Centro de Estudios Fronterizos del Norte de México, A.C., Editorial Frontera, p. 61.