Estoy en el salón, último semestre en la Preparatoria No. 7 de la Universidad de Guadalajara. Clase de Filosofía y el tema era Kant. Suelo sentarme en la parte de atrás y en esa ocasión un amigo, que por cierto es muy inteligente, se sentó a mi lado. El maestro me hace una pregunta de las lecturas y yo respondo, me mira y dice «¿Segura que esa es tu respuesta? me parece bastante acertada para ti ¿no te ayudó tu compañero a formarla?» me descolocó el comentario y atiné a responder lo siguiente «soy capaz de emitir una respuesta así, no necesito ayuda para pensar».
Estaba fuera del salón esperando a que el maestro llegara, ya curso la Licenciatura en Psicología en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud ¿adivinan dónde? sí, en la Universidad de Guadalajara. Hacía calor ese día y traía vestido, llegó el «maestro» y tenía la costumbre de quedarse en el marco de la puerta a esperar que todas y todos pasáramos. Ahí me vio con el vestido, me siento en mi lugar y cuando estamos sentadxs se presenta lo siguiente:
-Lídice, súbete a la mesa y cierra las ventilas.
-NO.
-No voy a iniciar la clase si no lo haces.
-No lo haga.
Un momento de silencio y luego se escucha la presión de quienes compartían clase conmigo para que cediera, mi amigo que estaba sentado a mi lado se levanta y cierra las ventilas.
-No, le pedí a ella que se subiera a la mesa y cerrara las ventilas. ÁBRELAS Y QUE ELLA LO HAGA.
Esto es lo cotidiano en muchos espacios de la Universidad de Guadalajara, muchas han vivido acosos y seximos de mayor grado que yo. Con mi papá comentaba que era afortunada (pienso lo mismo ¿afortunada?) al vivir eso y no intentos de violación, invitaciones a moteles, acoso por teléfono, que me mandaran ropa a mi casa, que me manipularan para establecer una relación tóxica y más… Y es la cuestión, no nos libramos del acoso, hostigamiento ni sexismo en ningún lado y parece que mientras existan hombres con poder (por mínimo que sea) esto va a ser cosa de todos los días, ya que también tienen su séquito que les justifica/aplaude sus actos. Con esto se nos tilda de locas, de histéricas, de exageradas, se nos dice que es mejor que nos callemos, se inventan que nuestra denuncia es falsa, que sólo buscamos hacerle daño al maestro/trabajador por venganza, etc. justificaciones les sobran y si les faltan, las inventan.
En estas semanas han salido a la luz mediática historias de acoso y abuso por parte de trabajadoras y alumnas de diferentes instancias de la Universidad de Guadalajara, también se ha dado a conocer que la hermandad y el apadrinamiento de algunos jefes ha permitido que los acosadores sigan cobrando por abusar de su poder con compañeras de trabajo y con sus alumnas, estamos en una Universidad en la que no pasa nada y tan es así que el rector general Navarro Navarro mencionó que a él no le han llegado acusaciones entonces no puede hacer nada, justo al inicio de todo este boom de denuncias.
Parece que al ser mujeres tenemos que demostrar más de lo común cuando somos víctimas de violencias, la idea de este sistema es justificar al agresor a toda costa y eso significa culpar a la víctima en todo momento, con la intención de que en algún punto desista. Claramente se muestra en la rueda de prensa más reciente que hizo la Universidad de Guadalajara ante todas las denuncias de acoso, el rector general comentó que «todos estos procesos son delicados, son delicados porque afectan la figura y el prestigio profesional de un docente en el caso de acusaciones falsas, los docentes también tienen familia, tienen hijos» además de aclarar que se mantendrá firme la dignidad de la supuesta víctima y del supuesto agresor (él usa la palabra supuesto) no existe y parece que tampoco se ocuparán de que exista una perspectiva de género real dentro de la Universidad, no hay una mínima señal de que se deconstruirán sus actitudes machistas, sexistas y patriarcales aun cuando éstas violentan a sus alumnas y compañeras de trabajo y si no me creen vean la rueda de prensa la Vice Rectora ¡en ningún momento habla! y bien lo decía mamá Simone «El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos» y sí, gracias a esto parece que no se preocupan por las víctimas.
En la misma rueda de prensa se me cae la mandíbula de la impresión, cuando descubro la ENORME ignorancia del abogado general ya que se refiera a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia como «Ley de violencia libre hacia la mujer» un intento bastante fallido de acuerdo a Freud. Tenemos una enorme crisis social y es que a todas nosotras nos están violentando ya sea de maneras sutiles o agresivas para dar un mensaje contundente y claro, las mujeres no tenemos los mismos derechos que los hombres y esto es una realidad que tiene que cambiar, la organización de las estudiantes y de algunos alumnos, el apoyo de las docentes, de la sociedad civil, de las familias y el grito contundente de YO SÍ TE CREO, frente a las justificaciones machistas, están creando nuevas maneras de crear fisuras a este patriarcado, parece que el miedo se está cambiando de bando.
Nosotras, como mujeres, estamos dando un mensaje y es que el silencio ya no va a ser una opción, vamos a gritar y señalar a todos los abusadores, a ponerle rostro a su abuso de poder. Nos estamos organizando de maneras diversas, teórica y prácticamente, para poder evadir todas sus justificaciones y hacer que de alguna manera paguen los daños que nos han hecho. Nuestras prácticas de organización nos agrupan cada vez más y ya no nos sentimos solas, locas ni exageradas pues tenemos una red que nos está apoyando de muchas maneras. Tenemos la sororidad contra su fraternidad.
Compañeras, ni hoy ni mañana, estarán solas en esta lucha.
*La imagen es de las marchas chilenas contra la educación sexista. ¡Compañeras desde acá todo nuestro apoyo! seguimos adelante.