Leí a Sandra Cisneros por primera vez en alguna de mis clases en la universidad, era su obra La casa en Mango Street la que me presentó su literatura. Después de eso, no había vuelto a saber de ella, ni la había leído más. Sin embargo, cuando buscaba libros de poesía escritos por mujeres en una biblioteca que visitaba, su nombre se me vino a la memoria y entre todas las opciones del estante, me hice de “Loose Woman”; un libro de poemas publicado en 1995. [1]

Para quienes escuchan el nombre por primera vez, Sandra Cisneros es una escritora mexico-americana, chicana, nacida en Chicago en 1954. Su obra se destaca por esa dualidad cultural que trata de mantener vivas las raíces que le unen a México. De algún modo, me parece que ese afán de resistir a la homogeneización cultural lo tenemos todas las personas que compartimos, de una u otra manera, raíces con otras culturas gracias a nuestrxs ancestrxs; y en el caso de “Loose Woman”, dicha dualidad no sólo se observa en el contenido de los poemas, sino que es visible en el propio lenguaje; ofreciendo una lectura en spanglish bastante entretenida.
Los aspectos culturales o la “mexicanidad” que Cisneros intenta resaltar de sí misma, se pueden notar en su poema “You Bring Out The Mexican In Me”. En dicho poema, la autora reivindica su lado mexicano al compartir una experiencia romántica tan intensa que dice “Me sacas lo mexicana en mí, like it or not, honey” es decir, la pasión, el romance y la ferocidad mexicana: “the mariachi trumpets of the blood in me/ The Aztec love of war in me/[…] The Agustín Lara hopeless romantic in me[…]”.

En “Dulzura”; Cisneros escribe “Make love to me in Spanish/ Not with that other tongue./ I want you juntito a mí/ tender like the language […]”, porque al parecer, el romance mexicano, latino, es para muchxs el más tierno y dulce, aunque hoy en día también podemos decir que es uno de los más peligrosos, porque como dice en “Love Poem for a Non-Believer”, “My neck is thin/ You could cup/ it with one hand/ Yank the life from me/ if you wanted”, y desgraciadamente, para miles de mujeres en México y Latinoamérica, muchas de las veces, sus parejas masculinas eligen hacerlo: arrancarles la vida. Lo llamamos feminicidio.

En “Original Sin”, Cisneros nos recuerda, con un toque de humor sarcástico, ese lado conservador y machista de nuestro amado y violento México, en el que es necesario comprar un rastrillo desechable en el Aeropuerto Internacional de San Antonio, Texas, para poder afeitarse las axilas antes de aterrizar en tierras aztecas porque “I forgot in Mexico they don’t like hair under your arms only on your legs […]”, aunque a veces ni siquiera en las piernas, al menos que seas una monja o una anciana. Sólo así es posible extender los brazos “[…]as a newborn’s soul without original/ sin[…]”, sólo así, con las axilas limpias, una mujer puede ser una buena mujer, libre de pecado. Quizá por eso un cliché del feminismo nos pinta a todas con vellos debajo de los brazos. Como si muchas feministas no eligiéramos afeitarnos. Así de ridículo es el patriarcado, así de poderoso, porque se mete hasta en lo más íntimo y hasta simple, de las decisiones de las mujeres sobre su aspecto físico.

Quizá en algunos momentos de la lectura me costó más trabajo notarlo que en otros, pero afortunadamente, la pluma de Cisneros es feminista; como en “Old Maids”, cuando nos recuerda que en México hay una edad límite para casarse si no se quiere vivir para “vestir santos”. En este poema, Cisneros habla de la presión familiar y social que se ejerce sobre las mujeres de cierta edad (generalmente cercanas o después de los treinta años) que no se han casado; a las que ya no les queda posibilidad de ser “las siguientes”, después de que otra mujer al fin se casa. Ella dice: “The aunts,/ they’ve given up on us./ No longer nudge — You’re next./ Instead — / What happened in your childhood?” como si sólo un evento traumático pudiera quitarle el deseo de ser esposa a una mujer. Cisneros responde, “But we’ve studied/ marriages too long — / Aunt Ariadne, / Tía Vashti, / Comadre Penelope, / querida Malintzín, / Señora Pumpkin Shell–/ lessons that served us well”. Cisneros les dice a sus interlocutorxs: las mujeres, a veces, simplemente no necesitan casarse.


Por otro lado, dos poemas que no escapan a mis ojos. “Down There” y el que le da nombre a esta colección, “Loose Woman”. El primero, una oda a la menstruación que sin lugar a duda toda feminista encontrará perfecta y toda mente cerrada sentirá náuseas después de leer (como señalan varios comentarios que leí sobre el poema en diferentes blogs que lo han publicado). “Down There”, ahí abajo, gracias a la vagina que todas las mujeres biológicas tenemos, “I’m artist each month. […] In fact,/ I’d like to dab my fingers/ in my inkwell/ and write a poem across the wall./ “A Poem of Womanhood”/ Now wouldn’t that be something?”. Y sí que lo es, porque varias mujeres ya lo han hecho. Pero, ¿Por qué la necesidad de reivindicar el proceso biológico más natural del mundo? Porque en esta sociedad, no sólo la mexicana, sino en general, en la sociedad patriarcal, la menstruación es algo de lo que las mujeres debemos avergonzarnos, menstruar sigue siendo algo de mal gusto. Y Sandra Cisneros lo sabe, por eso transgrede al lector y lectora que no pueden aceptar que menstruar es tan cotidiano como respirar.


Finalmente, “Loose Woman”. Un poema que describe a una mujer que es ‘un peligro para la sociedad’ porque es libre. Una mujer que transgrede, incomoda y maldice, como en la mayoría de los poemas que escribe. Una mujer que no se disculpa por ello. Una mujer que se ha soltado de las ataduras de una sociedad que nos quiere puras, castas y sin decir malas palabras. “Beware, honey”, ella dice, “I like the itch I provoke”, “viva-la-vulva, fire and brimstone”. Una mujer que habla de su sexualidad como habla del amor, en el mismo nivel de honestidad gráfica. Una mujer de lengua afilada que no dudará en cortarte con su voz. Una mujer que desea. Una mujer que rompe cosas. Una feminista.
Este libro de Sandra Cisneros me deja con una reflexión: las mujeres vivimos en un mundo patriarcal, machista y misógino; un mundo en el que se nos juzga la vestimenta, la orientación sexual, la castidad, la promiscuidad, la belleza, las piernas depiladas y las axilas velludas, las palabras que usamos y hasta la biología. Un mundo en el que el amor, si quisiera, nos podría asesinar. Pero también nos enseña un mundo en el que podemos tomar la pluma y decir que nos importa un carajo todo eso que se nos juzga. Donde podemos escribir sobre nuestros cuerpos y sus relaciones con otros cuerpos, y podemos reivindicar los flujos vaginales tanto como las ideas intelectuales y no perder la dignidad, sino reafirmarla. Un mundo en el que, gracias a los feminismos, podemos decirles a quienes no les guste nuestra libertad “¡Que se vayan a la ching chang chong!”…
La Fata Morgana
La Fata Morgana —Feminista, socióloga y poetisa mexicana. Amante del café y los animales. Publica el blog de poesía y otros insomnios Lunas Letras y Café. Le apuesta al veganismo como estilo de vida ético, justo y libre de crueldad para todxs. Su alter ego: Pamela Erin Mason R.
Twitter/Instagram: @lafatamorgana_
[1] Esta es una versión modificada de una entrada que fue publicada originalmente en el sitio de Mundo Procaz bajo el nombre “Leyendo a Sandra Cisneros” en octubre de 2016
Guao!! no la conocía, voy a investigar sobre ella, quiero leer más de su poesía!.
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¡Gracias por tu comentario! Espero te guste leerla ;), yo aún quiero conocer más de su obra.
¡Saludos!
♡
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