El derecho a sanar

 

Seré breve, todas tenemos el derecho a sanar. A eliminar lo que nos está haciendo mal sin remordimiento, a dejar de lado lo que otras personas piden de nosotras para encontrar(nos) qué queremos y a crear nuestra vida de la forma que mejor nos cobije.

No está mal que nos alejemos, tampoco que nos quedemos en silencio y mucho menos que decidamos partir. Lo que está realmente mal es la presión a quedarnos, a sufrir, a dejar todo lo que somos. No nos abandonemos.

El trabajo, la escuela, la familia, las amistades, la pareja… pueden ejercer esa presión y por lo que consideramos un acto de cariño nosotras cedemos ¿cariño a quién? y ¿dónde queda el amor propio? hacer lo que nos nace, aceptar las «derrotas», saber poner(nos) límites en el dar, fluir con lo que deseamos y aceptar que hay situaciones que no podemos cambiar son parte de entendernos a nosotras mismas y lo que nos rodea, si entendemos tenemos más posibilidades de actuar antes de salir lastimadas.

No hay peor herida que la que nos hacemos a nosotras mismas, la ventaja es que nosotras también podemos sanarla.

 

 

 

*La ilustración es de Henn Kim.