GORDA

Por Milagros Carnevale*

 

«Gorda fofa, gorda fea»

«Ehh estuviste comiendo mucho chocolate últimamente, no?»

«Estas comiendo mas mandarinas que las que dice la dieta, después llorás que estás gorda…»

«Cuando estás a dieta te pones súper mala onda»

«Si comieras menos patatas fritas seguro estarías estupenda»

«Ah, yo pensaba que los vegetarianos eran todos flacos»

«Seguro que si salís a caminar todos los días y dejas de comer mierda, estarías mucho mejor, y tendrías novio» (como si eso fuera lo que me importase)

«Que linda, que flaca estás, estás preciosa, seguí así»  (yo tenía 17 años, y había decidido dejar de comer, o comer muy poco, para bajar de peso)

«Que gorda estás, ¿qué te pasó?»

«Tenés suerte de ser gordita, así no te gritan cosas por la calle como a mi…» (como si en Argentina, ser gordita fuera algo que impidiera el acoso callejero)

«¿Qué te pasó en la cara? ¡llena de granos estás! Seguro que de comer cualquier porquería.»

«Le daría un beso a cualquiera, menos a ella…» (un chico conocido, señalándome y riéndose, entre un grupo de chicas y chicos cuando tenía 14 años)

«No hay talles más grandes, tenés que irte ya a la ropa de señoras mayores que son más como vos… acá hacemos ropa para chicas normales» (en una tienda de ropa de buenos aires, yo tenía 19)

«¿Viste que linda está? ¿viste como adelgazó? vos deberías hacer lo mismo…»

«Siempre vestida de negro vos… claro, así no se nota tanto si engordás» (la mamá de una amiga, yo tenía 13 años)

«Nunca vas a ser como yo, porque yo soy rubia y de ojos verdes»

«¿Otra vez subiste de peso? con lo linda que estabas antes…»

«Volvé cuando tengas 20 kilos menos, acá solo buscamos actrices lindas y flaquitas» (el de la recepción de un casting para una publicidad, en buenos aires)

Aprender a quererse en esta sociedad es difícil, muy difícil. Más aún, siendo un adolescente intentando entrar en el mundo del teatro, o en un grupo nuevo de «amigos».

Esta sociedad en la que vivimos, es excluyente, nos divide por color de piel, por color de pelo, por tamaño de pies, por sexo, por gustos… nos hace pensar que lo bonito es ser rubias, de ojos claros, flacas, altas, y que a raíz de ello, llega el éxito. Nos hace pensar que si tenemos unos kilos de más, estamos fuera de patrón, que somos escoria, que no valemos para puestos de cara al público, la gente tiende a mirarte mal, tiende a apartarse, si estás gorda y comes poco, dicen que estás alimentándote mal, si comés mucho se rién de la gordita que se lo come todo, si te ven comiendo ensalada, se preguntan que donde escondés el bocata… Si llevas gafas de leer, otro tanto de lo mismo, si tu ropa no está a la moda y sos adolescente, probablemente seas excluida…

He escuchado a mucha gente decirme que conmigo vestida así no salían ni a la esquina, he escuchado hasta el hartazgo a mi madre decir que si no me vestía bien, con tacones y pantalón vaquero, y con maquillaje, no me dejaba salir por la noche, que tenía que ir como el resto de las chicas: «arregladita» y no hecha una «zaparrastrosa» como estaba siempre (imagino que lo diría porque siempre quiso ver a su hija, vestida como eso «una nena» con vestiditos rosas y falditas que ni de niña quise ponerme)…

Y es que a mi me encantaba mi personalidad construida a base de fracasos y piedras, me encantaba vestirme con pantalones de mi abuelo, y zapatillas una de cada color, amaba mi chaqueta de jean que tanto me costó ahorrar para comprarla… me gustaba ir a la disco vestida como siempre (pantalón de vestir de hombre, súper anchos, remera normal, y zapatillas de lona), y sin maquillaje, sin peinados extravagantes, sin plancharme o rizarme el cabello…

Me encantaban mis amigos, que vestían como yo, que les daba igual todo, esos que en mi pueblo eran tildados de «hippies drogones», pero que jamás me juzgaron por mi peso, ni por mi ropa, y que se preocuparon por mi cuando baje 12kg en un mes con tan solo 17 años…

Y no, no tuve novio hasta los 19, pero es que eso no me interesaba en lo mas mínimo, yo quería mi libertad, amaba mi libertad, amaba poder hacer y deshacer cuando quería… amaba irme a dedo a cualquier lado, amaba saber que no le debía explicaciones a nadie, y que podía enrollarme con quien quisiera, sin culpas.

Gorda!

Gorda!

Gorda!

Gorda!

«Cada día mas gorda y más parecida a tu padre» (una tía de mi madre, después de muchos años sin verla, sabiendo que no me hablaba con mi padre y que solía estar a dieta)

«Che, tenes la cara redonda, se ve que le diste duro al morfi»

LINDA

HERMOSA

BELLA

LUCHADORA

GUERRERA

MARAVILLOSA

«Estás preciosa así»

«No les hagas caso, estás perfecta como estás»

«Vos tenés un gran problema y lo sabés Mili, si es necesario te pago yo el psicólogo, estas ultra flaca, no podés seguir así» (mi amigo Martín, cuando yo pasaba por un mal momento, tenía 17 años)

«Boludaaaaaa, para un poco, estás hecha un palo» (Mis amigos Mari y Santi, cuando me quite las 9 camisetas y 2 sudaderas que tenía puestas, y se dieron cuenta lo delgada que estaba, tenía 17 años)

«Yo te quiero como sos»

«Me gustas asi»

«Sos hermosa, por dentro y por fuera»

«Sos una luchadora, amo tu forma de ver la vida»

«Sos un ejemplo para mi, no cambies nunca Mili»

«Te amo, sos hermosa tal cual sos, no quiero que bajes ni un kilo»

«Te sigo desde la secundaria, vos no me conocías en ese momento, pero desde entonces quise ser tu amiga»

A veces, solo hay que aprender a quererse, aunque cueste, aunque duela, aunque no sepamos como hacerlo…

Transitar el camino es duro, aprender a valorarse, a saber que uno es lo que es, y que el exterior es una parte que no vale lo que dicen que vale, que hay que cuidarse para seguir haciendo lo que nos gusta, pero no infravalorarse, y eso cuesta…

Yo no seré las más bonita del mundo, y quizás nunca lo sea…

Pero es que realmente no puedo mirarme sin mirar?.

Soy inteligente, divertida, me gusta la aventura y los viajes, sé un poquito de música, y otro poquito de teatro… así como de escritura y ortografía, y también cocina, y algo de peluquería que pude aprender viendo a mi abuela con sus clientes…

Tengo la certeza de que esta vida solo se gana si la risa desborda nuestro rostro, si las carcajadas se escuchan desde la esquina, si los paseos al sol son mas largos que el tiempo que estamos enganchados a la tele…

La lluvia me encanta, de todos los modos posibles, la finita que moja mucho, la de gotas grandes que parece que no moja nada, la que hace burbujas en los charcos, la que parece que va a parar y se larga más fuerte, y la que se convierte en nieve, pero al tocarla se deshace…

Tengo pocas ambiciones, que son demasiadas para mi gusto…

Tengo amistades a montón, hermanos de la vida, y un hermano de sangre que más que hermano es un amigo…

Tengo a mis madres, las españolas, que me mantienen en mi camino, y me miman y me cuidan,  y la que me dio la vida… que desde el otro lado del océano me transmite su amor incondicional, aunque quizás no hablemos demasiado, pero ambas sabemos que estamos ahi.

Tengo una hija del corazón, adolescente, hermosa y llena de una locura contagiosa.

Tengo mis manos para plasmarlo todo en «papel» de ordenador

Tengo peludines, tengo silencios, tengo prisas, tengo paz, tengo sonidos, tengo olores que me traen recuerdos, y recuerdos que aunque no tengan olores, tienen ganas de regresar…

Tengo un mar a lo lejos, y dos ciudades que amo… tengo adoquines y metro, tengo tango y flamenco.

Tengo unos ojos verdes que me acompañan desde lo lejos. Tengo un bombeador que sopla versos, y tengo abrazos por las noches, y desayuno con besos.

Y aún así me confunde mi cuerpo, me atosiga por las tardes, en las comidas, en las meriendas, mi cuerpo, MI CUERPO, que es mío y de nadie más… y quiero quererlo, tanto como aprendí a quererme a mi misma… y cuesta, pero se puede…

GORDA????? GORDA TU MENTE!!!!!


unnamed.jpg*Milagros Carnevale, actriz, activista vegana y feminista. En sus tiempos libres escribe para sanar (se). Puedes encontrarla en sus redes Facebook1, Facebook2 e Instagram.

 

 

La imagen de cabecera pertenece a Frances Cannon

 

 

 

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