Por Samara Flores*
Hoy salí a las 9:40 am de casa. Estaba un poco ansiosa porque fui citada para una entrevista de trabajo en una casa que se utiliza como oficina, sólo estaríamos el hombre que me citó y yo. Inevitablemente comencé a crear en mi cabeza un sin fin de probabilidades, me calmé. Salí a buscar transporte y desde la esquina de mi casa a la avenida más cercana (son 4 cuadras), ni siquiera pude contar la cantidad de hombres que me miraban las tetas, me silbaban o aventaban besos… Eso hizo que me acelerara y me fuera aparte de ansiosa; molesta a la cita.
Llegué, por suerte todo estuvo tranquilo. Concluimos y decidí irme caminando para aprovechar el clima fresco. Se repitió la misma historia del salir de casa. Todo el trayecto que caminé por 25-30 minutos fue exactamente lo mismo. En carro, a pie, en construcciones, EN TODOS LADOS había hombres que me miraban como un juguete en exhibición. Tenía tiempo que no me sentía así de observada, humillada y con miedo de ir caminando a plenas 12 del día…
Decidí ignorar todo eso, confronté a un par y seguí. Llegué a descansar a un jardín que está por mi casa, me compré una bebida, comencé a leer unos apuntes y enviar mensajes. No pasaron ni 10 min. Y se sentó un tipo en la banca donde estaba (estando libres mínimo otras 5 a mi alrededor), me dijo: «buenas tardes» (claro mientras me veía pies a cabeza y me sonreía) le contesté de modo tajante y volví a lo mío, el tipo insistió pidiéndome cigarrillos, le dije que no bruscamente y continué con mis cosas, empezó a preguntarme: ¿por qué estás sola? y otras nimiedades que ni siquiera le incumben. Me paré y me fui, no sé qué tanto se quedó diciendo, pero me fui asustada, más ansiosa y claro; frustrada.
¿Qué necesidad tenemos las mujeres de estar soportando esto TODOS LOS DÍAS? Sí, TODOS. En mayor o menor medida, pero T-O- D-O- S.
Es muy nefasta esa costumbrita cultural de invadirnos, el que se normalice el territorio simbólico de propiedad masculina. ¿Dónde queda mi espacio privado dentro de los espacios colectivos? NO ME SIENTO SEGURA EN NINGÚN LADO, ni en mi casa, y no, NO ES NORMAL NI «ESTÁ BIEN» SER ACOSADA…
Sé que muchas personas perciben esto como algo mínimo o una exageración innecesaria, pero no lo es. Necesitamos visibilizar este y todos los tipos de violencia cotidianas que nos carcomen algunas veces sin percibirlo.
* Samara Flores tiene 23 años, es psicóloga de profesión, activista por necesidad, feminista por sobrevivencia y escritora por momentos. Síguela en su Facebook.
Aviso: El texto anterior es parte da las aportaciones de la Comunidad para la sección Sororidades de Feminopraxis. La idea es dar libre voz a lxs lectorxs en este espacio. Por lo anterior, el equipo de Feminopraxis no edita los textos recibidos y no se hace responsable del contenido-estilo-forma de los mismos. Si tú también quieres colaborar con tus letras, haz clic aquí para obtener más detalles sobre los requisitos.
No le pongo «Me gusta» porque no me gusta, no me gusta que nos acosen, que nos invadan, que nos molesten. Entiendo su frustración y me pesa que tengamos que pasar por esto, pero seguiremos luchando para que termine porque creo que esto también es violencia de género.
Me gustaMe gusta